Salud Bienestar

Tener el segundo dedo del pie más largo que el gordo supone un mayor riesgo de padecer la Enfermedad de Freiberg

Pie masculino con el segundo dedo del pie más largo que un dedo gordo del pie. Firma: iStock

Hay personas que tienen el segundo dedo del pie más largo que el dedo gordo y según el Ilustre Colegio Oficial de Podología de la Comunidad Valenciana (ICOPCV), estás son más propensas a padecer la Enfermedad de Freiberg.

Esta enfermedad es una necrosis avascular del segundo metatarsiano habitualmente, que se aplana, pierde su forma correcta y dificulta el riesgo sanguíneo en la zona. Lo que provoca hinchazón dorsal y dolor en el antepié al caminar.

Qué es la Enfermedad de Freiberg

Jorge Escoto, podólogo y miembro de la junta directiva del ICOPCV, explica en un comunicado: "El origen exacto de la enfermedad es desconocido. No obstante, la hipótesis más extendida es que la enfermedad se produce por microtraumatismos de repetición sobre la cabeza del segundo dedo del pie produciendo un colapso de los vasos sanguíneos que produce la necrosis avascular".

Esta patología también es común en mujeres durante el brote de crecimiento en la pubertad y cuando hay un acortamiento gemelar y marcha en puntillas. Otros factores vinculados a la Enfermedad de Freiberg son la práctica de deportes de gran impacto como son el baile, correr o saltar porque son dinámicas que realizadas con frecuencia favorecen el colapso óseo.

"Para el diagnóstico, además de la exploración solemos necesitar la realización de radiografías. Una vez confirmado que estaríamos ante la Enfermedad de Freiberg, el tratamiento podológico consiste en la realización de un estudio biomecánico, estudio de presiones plantares y la confección de soportes plantares para descargar la zona metatarsal afectada", ha afirmado Jorge Escoto.

Los expertos recomiendan para estos casos el uso de zapatos con una suela que tenga una buena capacidad de amortiguación y así evitar la deformidad permanente de la cabeza metatarsiana intentando preservarla anatómicamente.

"En algunos casos, se han de pautar analgésicos o realizar infiltraciones con corticoides y anestésico local. También puede requerir la inmovilización con yeso o con bota, muletas y descarga completa. Además, si el tratamiento conservador fracasase, se podría llegar al tratamiento quirúrgico, pero no es lo más habitual", ha continuado Jorge Escoto.

Las secuelas de la Enfermedad de Freiburg

En el ICOPCV señalan que las secuelas más comunes de haber padecido la Enfermedad de Freiburg son: artrosis de la articulación metatarsofalángica, metatarsalgia crónica, rotura de la placa plantar, deformidad del dedo (dedo en garra o martillo) o artritis.

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