
El cava no es ajeno a la persistencia de la sequía, con efectos especialmente adversos en Cataluña, cuna de un sector que ahora además añade restricciones de agua para usos industriales, que se suman a la caída de las cosechas por la escasez de lluvias. El sector ha puesto cifras a este impacto, con una reducción de la capacidad productiva equivalente a 80 millones de botellas por la disminución de la uva vendimiada en 2023, según ha explicado a elEconomista.es Josep Palau, Chief Technical Officer (CTO) de Freixenet.
Esta cifra supone el 31,5% de todas las botellas de cava expedidas en 2022, según los datos de la DO Cava, que agrupa al grueso del sector en España y que desde 2021 encadenaba récords de producción y ventas, pero en 2023 se topó con una cosecha un 30% inferior a lo habitual tras un 2022 ya seco.
El recorte inmediato de producción de cava no alcanza tal magnitud porque los elaboradores buscan alternativas como incrementar la compra de uva y vino base a más proveedores de los habituales, y el impacto en el mercado tampoco es directamente proporcional porque cada año se elaboran botellas con diversos tiempos de crianza, pero en cualquier caso esta añada sí habrá un recorte de la producción, como reconoció en diciembre el presidente de la DO Cava, Javier Pagés, que abrió la puerta a flexibilizar temporalmente algunas exigencias normativas "siempre que no afecten a la calidad".
Entre las opciones está crear una provisión de uva o vino que ayude a crear unos inventarios extras a final de campaña que sirvan para paliar los rendimientos inferiores a los normales de las vendimias provenientes de los años climatológicamente adversos, cada vez más frecuentes, indica Pagés a este diario.
El presidente de la Asociación de Elaboradores de Cava (AECAVA), Joaquim Tosas, detalla: "La sequía está teniendo un impacto importante en la producción de uva, si tenemos además en cuenta que el viñedo es tradicionalmente una planta de secano y por tanto la mayoría de los viñedos no tienen implantados sistemas de riego. Ante esta situación, desde el sector estamos estudiando junto al Consejo Regulador del Cava medidas que ayuden a minimizar los efectos de la sequía en la producción".
El objetivo es encontrar un equilibrio entre la conservación del agua y la sostenibilidad del cultivo de las vides, en un contexto de cambio climático que también altera las temperaturas. Algunas medidas en exploración son la incorporación de sistemas de riego por goteo o subterráneo, así como de aprovechamiento del agua de lluvia cuando la hay, incluyendo balsas y pozos de almacenamiento, además de labrados de la tierra más frecuentes.
Desde el principal elaborador de cava, Freixenet, Josep Palau esgrime que la fuerte reducción de la cosecha de uva para la elaboración de cava tendrá "un impacto masivo en todos los mercados del mundo", ya que "esta grave situación no se prevé que pueda revertirse a corto plazo, con lo que será un problema de futuro que afectará a todo el sector vitivinícola y a toda la cadena productiva: desde los agricultores, los productores de cava y vino, las empresas de vidrio, corcho, imprentas y transporte".
Reconoce que, para Grupo Freixenet, la mala cosecha ha provocado una limitación para proveer materia prima, como a todo el sector, y que también están trabajando para minimizar los efectos de las restricciones del 25% en el consumo de agua para usos industriales que han entrado en vigor en Barcelona y Girona por la situación de fase de emergencia por sequía, incidiendo en medidas de reutilización y de eficiencia.
El grupo se abastece tanto de agua de la red de agua potable como de pozos propios, pero contempla el riesgo de bajada productiva si no llegan lluvias suficientes como para mejorar la disponibilidad de agua y que remitan las restricciones estipuladas por la Generalitat.
También desde Codorníu siguen con lupa la evolución de la situación, según ha explicado a este diario su consejero delegado, Sergio Fuster: "Ante la delicada situación que vive el territorio estamos trabajando desde hace meses estrechamente con los directores de cada centro operativo de Cataluña, así como con los ayuntamientos y asociaciones comarcales, en un plan integral para reducir, optimizar y concienciar sobre el consumo eficiente del agua. Nuestro objetivo no es solo cumplir con la legislación vigente, sino también operar de la manera más sostenible posible".
Fuster incide en que el grupo Raventós Codorníu ha hecho de la sostenibilidad una prioridad en su gestión empresarial. Como parte de su compromiso, se ha enfocado en optimizar el consumo de agua en todas sus instalaciones y bodegas. Por ejemplo, en Raimat (Lleida) ha logrado reducir el consumo de agua en la bodega en más de un 50% respecto a los niveles de 2015.
Un 2023 récord en ventas
De momento, la DO Cava, que agrupa más de 38.000 hectáreas de viña, más de 6.200 viticultores y 349 bodegas que están presentes en más de 100 países, espera que 2023 se convierta en el tercer año consecutivo de récord de ventas para el sector.
Con todo, la clave y reto de futuro será la gestión de estocs tras una vendimia de 2023 en que la producción cayó más del 20% interanual por la sequía, que ha golpeado especialmente al Penedès. En este sentido, en Cataluña la cosecha de uva cayó entre un 40% y un 45%.