Retail - Consumo

España lidera la bajada de los costes agrarios entre los grandes países de Europa

  • En 2023 se redujeron un 6,75% después de las fuertes subidas anteriores
  • Los precios de los alimentos en origen se incrementaron un 12,32%
Protesta de tractores en Valencia

Pequeño respiro para los agricultores y ganaderos españoles en plena oleada de protestas. Según los datos de Eurostat, los costes de producción bajaron el año pasado un 6,75%, lo que nos sitúa como el país, entre las grandes economías de la Unión Europea, que registra una mayor desaceleración. En Francia, por ejemplo, la bajada fue solo de un 2,69%, en Italia de un 2,59% y en Alemania de un 2,25%. La media europea refleja, asimismo, una caída del 4,56%. Países Bajos es el Estado donde se ha producido la mayor reducción, de un 18,46%, seguido de Lituania con el 15,29%.

El campo, al igual que la industria alimentaria, la distribución y la hostelería han encadenado dos años consecutivos de incremento de costes a consecuencia de factores como el encarecimiento de los fletes, la escasez de cereales y fertilizantes por la guerra en Ucrania, o e alza de precios de la energía. A estos factores, el campo ha sumado además una caída de la productividad de los cultivos a consecuencia de la falta de lluvias y las elevadas temperaturas, dando como resultado una situación que se hace insostenible sin las ayudas provenientes de Europa para hacer frente a la creciente competencia de competidores internacionales sujetos a unos menores costes laborales y presión regulatoria.

Este es el caldo de cultivo en el que se han cocinado las movilizaciones agrarias que han ido extendiéndose por diferentes países de la Unión Europea y que finalmente han llegado a las carreteras españolas a pesar de que el pasado martes, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dio marcha atrás y anuncio que aliviaría un poco esa presión regulatoria con la retirada de la propuesta para reducir el uso de pesticidas, herbicidas e insecticidas químicos en la UE.

El problema de fondo es que, debido al fuerte incremento de los costes desde hace tiempo, los precios de los alimentos en origen siguen subiendo con fuerza, a doble dígito. En 2023, según siempre los datos de Eurostat, la subida fue del 12,32%: un 16,43% en el caso de la producción animal y un 9,46% en el de la vegetal. Es una subida que se sitúa también por encima de las grandes economías, pero muy por debajo del 35,66% que han subido los precios en Países Bajos; el 16,16% en Portugal o el 15,31% en Grecia.

Amenaza a la inflación

El alza de los precios en origen, en cualquier caso, supone una amenaza más a la inflación de los alimentos, que en diciembre bajó al 7,3%. Las protestas están provocando además que se reavive la batalla entre el campo y la distribución. Ante el temor de que los paros convocados, puedan provocar problemas de suministro, desde las cadenas de supermercados se reclama la intervención de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y se advierte de que los agricultores "están subiendo sus precios por encima de la inflación alimentaria después de haber recibido ayudas y subvenciones en el último año por un importe de 7.154 millones de euros y de que la renta agraria esté en máximos históricos". El año pasado, de hecho, registró una subida del 11,1% en términos corrientes, hasta 31.931 millones de euros, según las estimaciones del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Pero los agricultores y ganaderos no piensan igual. Según advierten desde organizaciones agrarias como Coag, una vez descontada la inflación, el incremento de la renta agraria es de solo el 5,5% en términos reales en el último año. Pero es que si comparamos la de 2023 con la de la media de los últimos cinco ejercicios el aumento se reduce a tan solo un 1,1%, tal y como refleja un análisis realizado por el Departamento de Economía Agraria de Coag. Pero esta organización va más allá y advierte de que "si abrimos el foco y observamos la evolución en términos reales desde 2003, se puede concluir que, en 20 años, el sector ha perdido un 15% de la renta agraria".

El problema añadido es que las grandes organizaciones agrarias, como Asaja, Coag o UPA han dejado de tener el control de las movilizaciones, que se están impulsando al margen de ellas por grandes propietarios de tierra a través de las redes sociales.

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