
El año 2022 sirvió al grupo de perfumes Puig para optimizar sus instalaciones. Del mismo modo que optó por concentrar la producción con el cierre de su planta del distrito barcelonés de Sant Martí, también busco mejorar la eficiencia de su red de distribución. Lo hizo con la decisión de agrupar en el centro logístico de Castellar del Vallès (Barcelona) buena parte de los envíos de los productos de cosmética que hasta entonces se organizaban desde otros puntos de Europa.
Según ha podido saber elEconomista.es, la compañía familiar dirigida por Marc Puig tomó la decisión de unificar en la instalación catalana la actividad logística de enseñas como son Uriage y Apivita, las dos firmas de dermocosmética que la organización tiene en su portafolio. Lo hizo tras varios meses de análisis con el objetivo de "mejorar el servicio y reducir costes de distribución" soportados.
El centro pasó a unificar los envíos para buena parte de los mercados europeos en los que está presente Puig a través de sus distintas marcas. El cambio se ejecutó a lo largo del pasado ejercicio y desde entonces Castellar del Vallès ya sirve los pedidos que anteriormente se preparaban desde que Apivita utilizaba en Atenas –mantiene la distribución en Grecia- y parte de los que se repartían desde el centro que Uriage tiene en la ciudad francesa de Echirolles.
Cabe recordar que Castellar del Vallès es el almacén central del grupo, que lo fortalece todavía más. Quedó fuera la producción de la marca Charlotte Tilbury, la marca de maquillaje -también tiene una rama de cosmética- adquirida en verano de 2020, que tiene sus propios centros logísticos repartidos por el mundo.
Fuentes de la empresa señalan que la modificación no ha tenido un impacto sustancial a nivel de empleo para la instalación.
Puig también unificará la producción
Además de agrupar la distribución, Puig decidió el año pasado concentrar la producción de sus dos fábricas catalanas en una sola. Este 2023 bajará la persiana de su planta del distrito barcelonés de Sant Martí para quedarse con la factoría de Vacarisses (Barcelona) y la que tiene en Alcalá de Henares (Madrid). El cierre no implicará despidos; la empresa llegó a un acuerdo con los sindicatos para recolocar a sus casi 400 trabajadores.
La mayor parte del trabajo se trasladará a Vacarisses; un centro que emplea a 160 personas y que se dedica a productos para la piel y complementos de perfumería. Según explicó la organización en su momento, tiene mayor potencial de crecimiento. En Alcalá, mientras, se elaboran fragancias y cuenta con 225 empleos.
El personal en cambio se moverá principalmente al nuevo edificio que Colonial construye para Puig en L'Hospitalet de Llobregat. Se ubica junto al edificio corporativo que ya tiene en la ciudad y sus 21 plantas estarán ocupadas en su totalidad por el grupo perfumero y Exea –la patrimonial de la familia-. Los trabajadores restantes –aproximadamente un 30%- irán casi todos a Vacarisses y unos pocos a Alcalá.
En 2021, Puig volvió a beneficios tras la pandemia y ganó 234 millones de euros con unas ventas de 2.585 millones.