
Sigue habiendo retrasos en las exportaciones más de dos años después de que estallará la pandemia. Primero fueron los confinamientos, luego la escasez de materias primas con sus consiguientes cuellos de botella en la cadena de suministros y, ahora, las huelgas y paros laborales en los puertos alemanes y holandeses. Estos últimos están provocando una acumulación masiva de contenedores -cargados con componentes críticos para el sector automovilístico o el del comercio minorista- que debían ser enviados a EEUU. Algunas de las compañías afectadas por esta situación son Mercedes, BMW, Ford e Ikea. La magnitud del problema es tal que se está extendiendo a otros puertos europeos y se calcula que solucionarlo llevará meses.
La ralentización en el transporte de mercancías se ha convertido en algo habitual. Entre el 60% y 70% de los buques portacontenedores no cumplen con los horarios establecidos, según los datos recopilados por Sea-Intelligence. Pero no se trata solo de eso, también hay problemas para encontrar un barco disponible, lo que obliga a los importadores estadounidenses a comenzar la búsqueda con cuatro o incluso cinco semanas de antelación, asegura Andreas Braun, director de productos marítimos para Europa, Oriente Medio y África de Crane Worldwide Logistics.
A lo que se añaden las dificultades para trasladar los contenedores hasta los puertos. Los paros laborales y las huelgas en Alemania y Holanda han provocado una congestión en el sistema ferroviario y ha reducido el número de contenedores disponibles, según publica Fortune.
En un intento por sortear los problemas derivados de las huelgas y los paros, algunos transportistas han desviado los volúmenes de los puertos alemanes hacia Amberes y Rotterdam. Esto, en lugar de aliviar la congestión, la ha incrementado. Al final, todo esto se traduce en que los importadores estadounidenses pueden llegar a recibir sus contenedores con entre 7 y 9 días de retraso.
Asimismo, la falta de contenedores y los retrasos podrían convertirse en una preocupación extra para los consumidores, con un encarecimiento aún mayor de los productos para hacer frente a la subida de las tarifas.
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