
Los retrasos experimentados en la cadena de suministro las navidades pasadas han provocado que las empresas cambien sus estrategias de compra de cara a la temporada de compras de este año. Adelantar entre dos y tres meses los pedidos o incrementar el volumen de compras son algunas de las agresivas medidas adoptadas por las compañías para seguir el ritmo de la creciente demanda de los consumidores.
Antes de la pandemia, los barcos portacontenedores tardan entre 40 y 50 días en ir desde Asia a EEUU. Ahora, sin embargo, el trayecto dura una media de 80 a 90 días, según datos de la plataforma de reserva de transporte Freightos. Un problema que podría intensificarse en julio con la renegociación de los contratos de los trabajadores de los puertos de Los Ángeles y Long Beach que, de no resolverse, podría derivar en más retrasos. Por ese motivo, muchas compañías, como el fabricante de juguetes Fat Brain Toys o el minorista de artículos de lujo sin marca Italic, planean realizar sus pedidos con meses de antelación para no verse otra vez en la situación de recibirlos en enero cuando los esperaban en diciembre.
Asimismo, muchas están apostando por pedir montañas de existencias. El incremento de la demanda de los consumidores ha hecho que inventarios pensados para durar meses se agotaran en cuestión de semanas o días. Esto, unido a los retrasos en la cadena de suministros, ha hecho casi imposible reponer los productos agotados. Empresas como Nike han señalado que su crecimiento en el último trimestre habría sido mayor de haber tenido más inventario, del cual el 65% está experimentando retrasos en su transporte. La solución para muchas ha sido incrementar el volumen de pedidos que no se venderán en muchos meses, lo que es una propuesta un tanto complicada dado que es difícil predecir la demanda con tanta antelación e implica inmovilizar el capital circulante.
El adelanto e incremento del volumen de los pedidos está saturando los puertos más activos de EEUU, los de Los Ángeles y Long Beach, y está obligando a algunos minoristas a redirigir sus mercancías a otros puertos como los de Houston, Seattle y Charleston. En los puertos de Carolina del Sur, entre los que se encuentra este último, el volumen de carga entrante en febrero se incrementó un 45% con respecto al mismo mes del año anterior, según recoge Forbes.
La agresiva estrategia de muchas compañías para prevenir posibles retrasos podría ser la culpable de los mismos. El adelanto de los pedidos o el incremento de su volumen significa que una carga aún mayor debe ser enviada desde Asia a EEUU, lo que podría obstaculizar la ya de por sí desgastada cadena de suministros.
El cambio climático, otra amenaza para la cadena de suministro
A la pandemia y la invasión de Ucrania se suman los efectos del cambio climático en la cadena de suministro. Los episodios meteorológicos extremos tales como heladas, inundaciones o sequías, generarán escasez de energía y productos y tensarán aún más la logística del comercio internacional.
A diferencia de los acontecimientos vividos estos dos últimos años, el cambio climático puede provocar daños profundos y duraderos en la cadena de suministros. La subida del nivel del mar será una de las principales amenazas para el comercio internacional, ya que puede inutilizar puertos y otras infraestructuras de costa. Desde la Universidad de Yale sostienen que los puertos marítimos, responsables del 90% de los fletes del mundo, deberán realizar grandes inversiones para blindarse ante esta consecuencia del cambio climático.
No se trata de supuestos teóricos, sino de una realidad. Ejemplo de ello es la helada en Texas en febrero de 2021, que generó una de las peores crisis energéticas del país y forzó el cierre temporal de tres plantas de semiconductores y el tráfico de carreteras, lo que, a su vez, dio lugar a retrasos en la cadena de suministro entre Texas y el noroeste del Pacífico, según publica EjePrime. O las inundaciones del pasado verano en China, que alteraron la cadena de suministro de carbón y obligaron a cerrar una fábrica de Nissan.