
El líder del PP, Pablo Casado, ha asegurado este miércoles que no descarta ninguna opción para poner fin a la etapa de Gobierno de Pedro Sánchez, entre ellas la moción de censura, un planteamiento ahora remoto al que no le salen los números, porque aun con el apoyo de Ciudadanos no alcanzaría la mayoría absoluta.
En una entrevista, Casado se ha expresado con dureza para hablar de la negociación que el Gobierno ha iniciado con los partidos catalanes, en cuya mesa podría entrar en próximas fechas un "relator" encargado de dar fe de aquello que hablen los partidos, entre otras funciones.
Para el PP, esta idea es una cesión al independentismo, y en consecuencia, el partido no piensa quedarse de "brazos cruzados". Casado no ha descartado nada, tampoco la moción de censura, por la que se le ha preguntado directamente.
La posibilidad de que aterrice en el Congreso una nueva moción de censura entraña ya un récord: si se materializa sería la tercera en una misma legislatura. Después de la de Pablo Iglesias, que no cuajó, y la del propio Sánchez, que sí lo hizo, la de Casado se añadiría al listado, pero entre altas dosis de incertidumbre, e incluso, de especulación.
Manejar la hipótesis de la moción de censura supone especular, en primer lugar, con la viabilidad de su presentación tal y como establece el reglamento del Congreso. Casado, para este primer paso, no tendría ningún problema, ya que la normativa de la Cámara pide la firma de una décima parte de los diputados, esto es, 35 (artículo 175.1). El grupo del PP suma 134 diputados.
Tampoco se avista ningún obstáculo en el nombre del candidato a la Presidencia, el propio Casado (artículo 175.2 del reglamento), que acompañaría al escrito de la moción. La Mesa, como explica el artículo 176, daría dos días a los grupos para que presenten mociones alternativas en las mismas condiciones que la original.
Tendrán que pasar cinco jornadas desde el registro de la moción hasta la votación, que estará precedida del correspondiente debate. Debate que iniciaría uno de los diputados o diputadas del PP firmantes de la moción y que continuaría Casado para exponer el programa político que quiere implantar si sale del debate como presidente del Gobierno. Tras ello, las intervenciones de los grupos.
Son sesiones maratonianas que duran dos días, durante las que los partidos con representación parlamentaria manifiestan sus posiciones y que culminan con la votación. Y sería en esa votación donde se visualizarían los problemas de Casado, ya que no salen las cuentas para que recabe el respaldo de los 176 parlamentarios, es decir, la mayoría absoluta, que exige el reglamento.
¿Haría Rivera presidente a Casado?
En el mejor de los supuestos, al líder del PP le darían el "sí" los 32 diputados de Ciudadanos, lo que desemboca en una suma de 166 votos a favor. Faltarían diez para que Casado pusiera rumbo a La Moncloa, y entre ellos se podrían incluir los dos de UPN y el de Foro Asturias, incluso el de Coalición Canaria, llegado el caso.
Se iría comprimiendo el margen hasta el punto de que los cinco diputados del PNV acapararían un protagonismo parecido a aquel de la investidura de Mariano Rajoy tras la repetición electoral. Y aun y así, quedaría un voto, sólo uno, lo que, por seguir en el terreno de la especulación, desviaría el foco a Pedro Quevedo, de Nueva Canarias.
En definitiva, la hipotética moción de Casado arroja una parte de certeza, el apoyo claro de su partido, y muchas más dudas, por no tildarlas de quimeras, habida cuenta de posicionamientos recientes del PNV, de CC y de Nueva Canarias. E incluso el de Albert Rivera, pues, como ha dicho hoy un diputado veterano del PSOE: "Dudo mucho que Rivera haga presidente a Pablo Casado".