Política

Iván Redondo promete una nueva Estrategia de Seguridad Nacional por el coronavirus consensuada con la oposición

  • El jefe de gabinete de Sánchez comparece en el Senado para presentar la de 2019
  • Aunque se aprobó el 4 de marzo, no hace referencia al ya presente coronavirus
Iván Redondo, este jueves en el Senado. Foto: EFE

El Gobierno elaborará una nueva Estrategia de Seguridad Nacional 2020 que quiere que cuente con el mayor consenso posible con la oposición, a la vez que presentará antes de que finalice el año un anteproyecto de ley para garantizar la aportación de recursos.

Así lo ha anunciado este jueves el director de Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Iván Redondo, ante la Comisión parlamentaria de Seguridad Nacional, donde ha reconocido que la crisis del coronavirus ha demostrado la necesidad de actualizar las estrategias de seguridad y las previsiones para las amenazas.

La última Estrategia de Seguridad Nacional fue aprobada en el año 2017 y normalmente tienen una vigencia de cinco años. Sin embargo, Redondo ha subrayado que el covid-19 ha demostrado que los ámbitos de referencia que la sostienen evolucionan "con un fuerte dinamismo" y se relacionan entre sí.

Por ello, el Gobierno quiere aprobar una nueva Estrategia de Seguridad Nacional este 2020 que ofrezca "una nueva visión" y cuente con las aportaciones del Ejecutivo, pero también de los partidos de la oposición. En el mismo sentido, ha tendido una mano a la Comisión de Seguridad Nacional y ha anunciado que sus miembros serán convocados a una reunión en el Palacio de la Moncloa este mismo mes de julio.

A la vez, ha anunciado que el Consejo de Ministros aprobará antes de que finalice el año un Anteproyecto de Ley de aportación de recursos a la Seguridad Nacional, que será básicamente "un catálogo de las capacidades de los sectores estratégicos".

La Moncloa refuerza la "confidencialidad" en las comunicaciones entre Sánchez y los presidentes de las CCAA

Por otro lado, Redondo ha avanzado que el Gobierno ha reforzado el sistema de comunicación entre Pedro Sánchez y los presidentes de las comunidades y ciudades autónomas para garantizar la "confidencialidad" de las conversaciones entre ellos.

Redondo ha detallado la implantación de un sistema de comunicaciones seguras de voz, vídeo y datos, cuya finalidad es la protección de la confidencialidad de la información compartida. Se trata, ha añadido, de un aspecto clave de la integración entre la administración central y las comunidades autónomas.

El jefe de Gabinete de Sánchez ha informado de que, "tras el cambio político" por la moción de censura de 2018, "se realizó un análisis de la red de Comunicaciones Especiales de Presidencia del Gobierno, la conocida como Malla B (Bravo) de comunicaciones seguras".

Entonces, ha destacado, se decidió "elaborar un Plan de progresiva ampliación de comunicaciones seguras extendiéndola tanto telefónicamente para todos los ministerios como para el uso de videoconferencias y trasmisión de datos". Así, este año 2020 se han instalado 19 videoteléfonos seguros -videoteléfono+cifrado- de la Malla B (Bravo): al presidente del Gobierno, a doce ministros y en seis salas de crisis de distintos ministerios.

Finalizado este repaso, ha anunciado que cubiertas "las necesidades más urgentes e importantes del Gobierno de España" tras la pandemia de coronavirus, se ampliará el sistema de comunicaciones especiales a los presidentes de todas la Comunidades Autónomas y de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. "Lo haremos para poder garantizar la confidencialidad de la información que se comparte a través de una comunicación segura entre el presidente del Gobierno de España y los autonómicos", ha admitido Redondo.

Iglesias y el CNI

Redondo también ha asegurado "admirar" al vicepresidente segundo y líder de Podemos, Pablo Iglesias, a quien considera "un servidor". Y ha defendido su presencia en la comisión que controla el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Redondo ha salido en defensa de Iglesias ante las críticas de Vox y el PP por la reforma de la Comisión Delegada del CNI aprovechando un real decreto de medidas económicas para paliar las consecuencias del coronavirus.

"El vicepresidente segundo es un miembro del Consejo de Ministros, cuyas deliberaciones son secretas, y no hay ningún problema en que sea miembro de la Comisión Delegada de asuntos de inteligencia, que es de carácter reservado", ha defendido Redondo. Pero además, ha añadido que el líder de Podemos es una persona a la que conoce, admira y considera "un servidor".

En cualquier caso, ha asegurado que la reforma de la comisión del CNI no se realizó para incluir a Iglesias, sino adaptarla a la realidad. Según ha explicado, su configuración databa del año 2002 cuando la administración tenía otra organización y era necesario "actualizarla".

Un informe 'desfasado'

Redondo acudía al Senado para presentar un informe del año 2019 del CSN pero aprobado en marzo y que situaba el riesgo de sufrir una pandemia en 2020 a la cola de la lista de amenazas para España. El documento se elaboró mediante una encuesta a más de 100 expertos en diversas disciplinas e incluye por primera vez un análisis de los riesgos a la Seguridad Nacional a corto (2020) y medio plazo (2022). Aunque se realizó en 2019, fue aprobado por el CSN el pasado 4 de marzo, con el coronavirus ya presente, en una reunión en Zarzuela presidida por el Rey y a la que asistió gran parte del Gobierno.

En el mapa de riesgos para 2020, recoge EP, los tres factores que copan la parte alta de la tabla son la vulnerabilidad del ciberespacio, el espionaje y la inestabilidad económica y financiera, seguidos de los flujos migratorios irregulares -pese a registrar una disminución del 55% en 2019- y los efectos del cambio climático.

A mitad de los 15 factores de riesgo totales se sitúan la vulnerabilidad energética, las emergencias y catástrofes y las amenazas a las infraestructuras críticas. Después, el crimen organizado, el terrorismo y los conflictos armados. Detrás de ellas aparecen la vulnerabilidad del mar y el espacio aéreo y ultraterrestre.

El riesgo de epidemias y pandemias aparece en decimocuarta posición, solo superado por la proliferación de armas de destrucción masiva. Pero aún situándose penúltimo, el informe avisa de que su nivel de impacto sería de 'moderado-severo' y entre 'probable' y 'poco probable'.

A pesar de que el día de su aprobación, el 4 de marzo de 2020, el coronavirus ya era una realidad en desarrollo en Italia y había provocado el confinamiento de millones de personas en China, el apartado de epidemias y pandemias hace referencia al virus pero sí reconoce la vulneración de la población a estas amenazas debido al movimiento transfronterizo de agentes biológicos: "Los cambios globales en las últimas décadas, con el incremento y envejecimiento de la población; el volumen creciente de viajes internacionales y la circulación transfronteriza de mercancías; los nuevos sistemas de producción y formas de consumo; los residuos generados y el cambio climático asociado marcan la creciente movilidad de riesgos para la salud pública y, en concreto, de microorganismos patógenos capaces de generar epidemias y pandemias", plasma el informe.

Sí subraya una mejora "importante" del nivel de salud de la población y un aumento de las capacidades "de respuesta de los sistemas sanitarios y de salud pública". En concreto, el informe indica que "los mecanismos de seguridad sanitaria puestos en marcha son capaces de detectar más riesgos epidémicos y pandémicos y de forma más rápida, y también permiten una reacción precoz reduciendo su posible impacto en la población", apunta.

En cuanto al resto de amenazas, el informe de Seguridad Nacional asegura que España dispone de "un excelente catálogo de capacidades" para hacerles frente, pero apunta la necesidad de "reforzar e incrementar" algunos campos en los que existen "carencias". Se refiere aquí el informa el ámbito de la ciberseguridad y la necesidad de reemplazo de capacidades militares que se encuentran obsoletas, un campo en el que señala que deben primar la industria nacional y la innovación tecnológica, "siempre con la finalidad de estar mejor preparados y adaptados a las exigencias de seguridad".

Como retos identificables, aparecen dos: "alcanzar y mantener una capacidad de disuasión creíble y lograr una posición de mayor liderazgo en el sistema de seguridad internacional".

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