Política

La exhumación de Franco también divide a la izquierda: ¿trámite administrativo o funeral de Estado?

Los familiares de Franco sacan el féretro de la basílica del Valle de los Caídos. Foto: Reuters

A los habituales desacuerdos políticos entre la izquierda ha venido a sumarse la exhumación de Franco. Cuando parecía meridiano que dicha decisión ayudaba a Pedro Sánchez a poner anclajes en el eje izquierdo, resulta que más a su izquierda el proceso de desenterramiento del dictador ha sido visto como una suerte de homenaje al mismo.

Las imágenes de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, hierática observando de fondo cómo la familia de Franco portaba el ataúd hasta el coche fúnebre a la salida de la basílica del Valle de los Caídos fueron vistas por unos como un trámite de Estado a cumplir con la mayor asepsia posible y por otros como un rendimiento de honores que el caudillo no merecía de ninguna manera.

La propia Delgado ha defendido que la exhumación fue un "acto de todos" y no se trató de un funeral. "No fue tanto un funeral, obviamente no fue un funeral y todos lo pudieron ver. Fue un acto de Estado, institucional", ha subrayado. Ha sido éste el argumento que también ha empleado el PSOE en las últimas horas.

Sobre su papel en el acto, Delgado ha recordado que su labor era dar fe del proceso como notaria mayor del Reino y ello "requería seriedad". Sin embargo, esta explicación no ha convencido a actores políticos de la izquierda como Unidas Podemos. Los de Pablo Iglesias siempre defendieron la exhumación, pero en los últimos días acusaron al Gobierno de "electoralismo" por no dejarla para después del 10-N.

Aunque el propio Iglesias celebró ayer el hecho, en un mitin en Jerez este viernes ha acusado directamente al Gobierno en funciones de propiciar "un funeral de Estado". También se ha preguntado que qué fue eso de que el féretro saliera a hombros, con el escudo del ducado que le concedió el rey Juan Carlos, de que el exgolpista Antonio Tejero se saltara un cordón policial y de que militares se cuadraran ante el sepulcro.

Ya el coordinador de IU, Alberto Garzón, había criticado la presencia de miembros del Gobierno en el "homenaje" que rindieron familiares y partidarios a Franco. Para Garzón, el dictador no merecía tan "exquisita atención".

Más beligerante ha sido la toma de posición de sus socios de Barcelona en Comú, que directamente han afirmado que la exhumación "se ha producido con todos los honores de Estado y haciendo un espectáculo". "Es una ignominia y una falta de respeto del PSOE hacia las víctimas que siguen esperando justicia y reparación", remachan.

Una visión de la que se desmarca Joan Coscubiela, quien hasta hace no tanto representaba ese espacio en el Parlament catalán. "Comparar estos dos momentos sí es una ignominia. Suerte que Barcelona en Comú es un espacio político de la nueva política de lo que se puede entrar y salir cada cinco minutos. Ahora me siento muy fuera. Últimamente lo está poniendo muy difícil para estar dentro", ha escrito.

Críticas similares han llegado desde el independentismo. Tanto ERC como JxCat y EH Bildu creen que la exhumación de Franco ha desembocado en una "exaltación" del franquismo. Las tres formaciones han pedido la comparecencia de Delgado en el Congreso para informar de "la exaltación franquista contraria a la Ley de Memoria Histórica producida durante la exhumación e inhumación del dictador Franco".

Cargos de las tres formaciones han cuestionado la presencia de la ministra de Justicia en la exhumación, que hubiera banderas preconstitucionales en el Valle de los Caídos y en El Pardo y la ya comentada presencia de Tejero.

Si entre los partidos ha habido discrepancias, el debate ha sido mayor entre la ciudadanía, como prueban los choques en redes sociales, algunos de ellos con famosos como protagonistas. Mientras unos equiparaban fotos de la familia Franco con el ataúd con las del enterramiento en 1975, otros hacían lo mismo pero con tomas de cámara en las que se veía la diferencia en el aforo asistente.

Estos últimos también razonaban que no puede haber un funeral de Estado cuando no estaban presentes las principales autoridades del país (jefe de Estado, presidente del Gobierno, presidentes de las Cámaras) ni hubo ningún cortejo militar, descarga de fusilería o alguno de los honores solicitados por la familia Franco.

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