Política

Así negoció Ayuso la presidencia de la Comunidad de Madrid: con cinco fieles a su causa

  • Teodoro García Egea y el segundo nivel de Ciudadanos desatascaron
Isabel Díaz Ayuso, futura presidenta de la Comunidad de Madrid.

Sesenta y cinco días de negociación. Momentos duros, de mucha tensión, momentos en los que parecían romperse los puentes con desplantes, cartas mal interpretadas, filtraciones a los medios, exigencias de Consejerías, de derogación de leyes y muchas líneas rojas entre Ciudadanos y Vox con el Partido Popular de árbitro, en medio de una investidura, la de Pedro Sánchez, que hasta la fecha se ha quedado sin resolver.

Así ha transcurrido el largo peregrinaje de una negociación a tres bandas, que la tercera semana de agosto –posiblemente el 12 y el 13– llevara a Isabel Díaz Ayuso a la presidencia de la Comunidad de Madrid, cargo que en su día ocuparon Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes.

"Una tensión brutal"

En ese interim -sostienen fuentes consultadas por eE- la "serenidad, la generosidad y la templanza de Isabel Díaz Ayuso han sido cruciales. "Eso se pudo constatar cuando se negociaba la composición de la Mesa de la Asamblea. Un órgano muy importante y donde era mollar que el PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos no tuvieran la mayoría". Entonces, "Rocío Monasterio se presentó una hora antes de la votación con un documento con una serie de exigencias. Entre ellas, consejerías, lo que Ciudadanos rechazó y el PP tampoco pudo aceptar", relatan a este medio.

Pero "Isabel manejó la situación -explican fuentes conocedoras del instante-. Trabajó el documento y lo cambió. Y fue ella quien lo hizo ante una tensión brutal". En efecto, Vox renunció a entrar en el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado, pese a que en un principio defendieron que harían valer sus escaños.

Así que de las sillas se pasó a los programas. En una de las enésimas intentonas por arreglar el estado de las cosas, el PP hizo un llamamiento a Ciudadanos y a Vox, con el objeto de propiciar una ronda de investidura. Era la última semana de julio. Pero Vox no responde. Se limita a enviar un documento muy duro y complicado de asumir, por el que la prensa le pregunta a Ignacio Aguado, en un canutazo, a lo que responde que ni siquiera se había leído dicho documento. Horas más tarde, se produce una filtración del documento de marras. En él se refleja las exigencias de los de Abascal sobre la Ley LGTBI de la Comunidad.

En ese trance, Cs considera inadmisible la propuesta, mientras Díaz Ayuso se inclina por un texto alternativo a Vox, que más tarde envía a los grupos. Pero pasan las horas y tampoco hay valoración. Es cuando el PP se adelanta y decide publicarlo. Es aquí cuando se celebra la controvertida o extraña reunión en la Asamblea, encuentro al que asiste Monasterio, mientras Aguado está desayunando en la cafetería de la institución regional. Pero del viernes de la semana pasada al jueves de ésta, las circunstancias se transforman. Hay llamadas importantes. Monasterio reconoce que ha hablado con Aguado, y además no hay fotos, como quería Cs.

El desarrollo del resto de los acontecimientos ya es de sobra conocido. El Partido Popular y Ciudadanos habían cerrado previamente un acuerdo con 155 puntos, una suerte de programa para desarrollar a lo largo de esta legislatura.

Dicho acuerdo conlleva el reparto de funciones, establecidos en el siguiente orden: al Partido Popular le corresponderá la Presidencia, Interior, Emergencias y Desarrollo Local; Hacienda y Función Pública; Sanidad; Educación y Juventud; Justicia; Ordenación del Territorio y Vivienda; y Medio Ambiente, Agricultura y Sostenibilidad. A Ciudadanos, Deporte y Transparencia; Economía, Ciencia, Competitividad y Empleo; Universidades e Innovación; Asuntos Sociales y Familia; Transportes; y Cultura y Turismo.

Con Vox en la oposición, pero apoyando la investidura, el partido de Abascal ha dejado en el camino temas tan espinosos como la derogación del la ley LGTBI. El propio entorno de Ayuso reconoce que Vox ha actuado con un "alto grado de responsabilidad y de generosidad".

Largo peregrinaje

Así ha transcurrido el largo peregrinaje de una negociación a tres bandas, que la tercera semana de agosto -posiblemente el 12 y el 13- llevara a Isabel Díaz Ayuso a la presidencia de la Comunidad de Madrid, cargo que en su día ocuparon Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes. En este viaje, Ayuso se ha rodeado de un equipo donde destacan, entre otros colaboradores, cinco fieles: David Pérez, Ana Camins, Enrique Osorio, Alfonso Serrano y Mi-guel Ángel García.

El trabajo en equipo ha sido uno de los pilares de la negociación. Y también los contactos nacionales de la dirección del PP, con Teodoro García Egea, así como el papel que desempeñó Pablo Casado, reuniéndose en el Congreso con Santiago Abascal, en un encuentro al que Albert Rivera se negó a acudir, pero sí permitió que el segundo nivel de su partido lo hiciera para desencallar unas relaciones medio rotas. 

Ángel Garrido podría ser el nuevo consejero de Transportes

El futuro vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, ha reconocido públicamente que Ángel Garrido -el último presidente del Gobierno de la región de Madrid- podría estar en las quinielas del nuevo Ejecutivo de coalición, formado por PP y Ciudadanos. Según fuentes políticas consultadas por eE, Aguado estaría pensando colocar a Garrido como consejero de Transportes, curiosamente la misma consejería que ahora ocupa el presidente en funciones de la Comunidad de Madrid,Pedro Rollán. Antes de que diera el pistoletazo de salida de las elecciones europeas, Garrido, entonces número cinco en las listas del PP, decide tirar la toalla y anuncia por sorpresa que abandona a Casado y lo hace para irse a un partido liberal como Cs. Desde esta semana, Garrido forma parte de la Ejecutiva naranja.

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