Podcasts

La colosal presa que puede acabar con una nación milenaria y secar el río más largo del mundo

Madridicon-related

No hay país que dependa tanto de un río como le pasa a Egipto con el Nilo. Sin su caudal, sería un árido desierto. Y en un mundo lleno de conflictos, guerras y enfrentamientos, el gran miedo de El Cairo no lo provocan ni ejércitos ni terroristas, sino el agua, o de su escasez.

Y desde hace algo más de una década, la preocupación es real. Esto se debe a que en el corazón del Nilo Azul, en las tierras altas de Etiopía, se alza la Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD, por sus siglas en inglés), una obra monumental que encarna las aspiraciones de desarrollo de un país y, al mismo tiempo, el epicentro de tensiones geopolíticas entre dos potencias regionales que están condenadas a entenderse. Este titán de hormigón, con una capacidad de almacenamiento de 74.000 millones de metros cúbicos y una potencia hidroeléctrica de 6.450 megavatios, promete transformar la economía etíope, uno de los países con más potencial de África, pero al mismo tiempo amenaza con alterar el delicado equilibrio hídrico del Nilo, el río que ha sido la savia vital de Egipto durante milenios.

Cuando las obras de esta colosal obra de ingeniería comenzaron en 2013, la tensión entre Egipto y Etiopía ya era palpable. Ambos países son dos de las economías más importantes de África y más pobladas. Egipto ha pedido encarecidamente la paralización de las obras, puesto que buena parte de sus 112 millones de habitantes necesita al río Nilo con su cauda actual para seguir viviendo. Etiopía argumenta que necesita la presa para genera la energía que necesitan sus 126 millones de habitantes. Por ahora, Etiopía se está saliendo con la suya.

A finales de 2023, Etiopía anunció con gran orgullo que se había completo el llenado de agua de la presa, salvando obstáculos y lidiando con las duras amenazas de Egipto y Sudán, que temen que la presa afecte a los niveles de agua del Nilo en sus respectivos tramos, y han exigido a Adís Abeba, capital de Etiopía, que detenga su llenado hasta que se alcance un acuerdo sobre los mecanismos para hacerlo. No solo se ha culminado el llenado, sino que en 2024 la construcción fue completad y se activaron dos turbinas, con capacidad para generar 400 megavatios cada una. Estas turbinas se sumaron a otras dos que ya estaban funcionando, que generaban 375 megavatios cada una, con lo que se logra un total de 1.550 megavatios.

La mayor presa de África

La GERD es la mayor presa de África y ya figura entre las más grandes del mundo. Su muro de 145 metros de altura y 1,8 kilómetros de longitud es un coloso diseñado para generar electricidad suficiente como para abastecer a todo Etiopía y exportar energía a países vecinos. Sin embargo, lo que para Addis Abeba es un símbolo de orgullo nacional y autosuficiencia, para El Cairo representa un riesgo existencial.

Egipto, situado aguas abajo, depende del Nilo para el 97% de su suministro de agua dulce. Durante milenios, este río ha sustentado la vida, la agricultura y la economía del país. El temor de los egipcios es que el llenado y la gestión de la GERD puedan reducir significativamente el caudal del río, afectando a la agricultura, la generación eléctrica en la presa de Asuán y el suministro de agua potable. Este temor no es infundado; el Nilo Azul aporta aproximadamente el 85% del flujo total del Nilo, y cualquier alteración significativa en su caudal podría tener consecuencias catastróficas para Egipto.

Construcción de la Gran Presa del Renacimiento
La Gran Presa del Renacimiento de Etiopía, durante su construcción.

El escritor experto en geografía y geopolítica Tim Marshall explicaba en su último libro que "para los egipcios, la construcción de la presa es una cuestión que amenaza su existencia: uno de los ejemplos más claros de un país que es prisionero de la geografía. El Nilo es la savia del país y de su gente; sin Nilo no hay Egipto", asegura este experto. Es decir, si Etiopía decide cerrar el grifo por necesidad o como amenaza, esto puede suponer el fin de su vecino. "No es que Etiopía tenga la intención de cerrarlo por completo, pero sí tendrá la capacidad para hacerlo", asegura Marshall, algo más que suficiente para quitar el sueño a los egipcios.

Este experto entiende a ambas partes. "Egipto es un país mayoritariamente desértico, así que el 95% de sus 112 millones de habitantes viven a las orillas del delta del río. El Cairo teme que la mera retención del 10% del agua, durante tan solo algunos años, deje sin trabajo a cinco millones de campesinos, reduzca la producción agrícola a la mitad y desestabilice más todavía al país", señala Marshall.

Conflicto faraónico

La tensión entre Etiopía y Egipto por el control del Nilo no es nueva. Desde tiempos faraónicos, las aguas de este río han sido motivo de disputas y alianzas. Sin embargo, la Gran Presa ha llevado esta cuestión a un punto álgido. Las negociaciones, mediadas por organizaciones internacionales y países vecinos, han avanzado lentamente, con acuerdos temporales que no abordan las preocupaciones fundamentales de cada nación.

Etiopía insiste en que tiene derecho a utilizar el recurso hídrico para su desarrollo, señalando que más del 60% de su población carece de acceso a electricidad. Además, Addis Abeba argumenta que la presa no reducirá significativamente el flujo del Nilo una vez completado el llenado, siempre y cuando se gestione de forma adecuada. Egipto, por su parte, exige garantías de que el llenado y la operación de la presa no comprometerán sus necesidades hídricas, especialmente durante períodos de sequía.

El potencial "cierre del grifo" por parte de Etiopía es una de las mayores preocupaciones de Egipto. En un escenario extremo, si Etiopía decidiera reducir drásticamente el flujo de agua del Nilo Azul mediante la presa, las consecuencias serían devastadoras para Egipto. La agricultura en el delta del Nilo, que produce la mayor parte de los alimentos del país, se vería gravemente afectada. La seguridad alimentaria de más de 100 millones de egipcios estaría en peligro, y las tensiones sociales podrían escalar rápidamente.

Más allá de la agricultura, la presa de Asuán, una de las joyas de la ingeniería egipcia, podría enfrentarse a dificultades para generar electricidad si el caudal del Nilo se reduce significativamente. Esto afectaría a la red eléctrica nacional y, por ende, al desarrollo económico del país. Además, la reducción del agua potable disponible podría provocar crisis sanitarias y desplazamientos masivos.

La diplomacia y Sudán

En este complejo panorama, Sudán juega un papel crucial como país intermedio entre Etiopía y Egipto. Aunque Sudán podría beneficiarse de esta gran presa al controlar mejor las inundaciones y recibir electricidad más barata, también teme los efectos adversos de un manejo unilateral del agua por parte de Etiopía. Este equilibrio de intereses convierte a Sudán en un actor clave en cualquier acuerdo diplomático.

La diplomacia ha intentado mitigar estas tensiones, pero con resultados limitados. Las Naciones Unidas, la Unión Africana y países como Estados Unidos han mediado en las negociaciones, pero los acuerdos alcanzados hasta ahora han sido frágiles y temporales. Egipto ha advertido que "todas las opciones están sobre la mesa" si no se garantiza un flujo adecuado de agua, lo que incluye, implícitamente, la posibilidad de un conflicto armado.

Sin embargo, la guerra no es una opción sencilla ni deseable para ninguna de las partes. La inestabilidad regional, el costo humano y las implicaciones internacionales disuaden de una solución militar. Además, el Nilo no pertenece exclusivamente a Etiopía o Egipto; es un recurso transnacional que atraviesa once países y, como tal, requiere una gestión colaborativa y sostenible.

Gran Presa del Renacimiento en Etiopía
Vista aérea de la Gran Presa del Renacimiento en Etiopía.

A pesar de los desafíos, la Gran Presa del Renacimiento Etíope simboliza el potencial de África para transformar su futuro mediante la ingeniería y el desarrollo. Para Etiopía, esta presa es una afirmación de soberanía y una herramienta para erradicar la pobreza energética. Pero este sueño no puede realizarse a expensas de la seguridad hídrica de Egipto y Sudán.

En última instancia, la presa es un recordatorio de que el agua, aunque vital para la vida, también puede ser una fuente de conflicto. La historia del Nilo es la historia de la humanidad: de cooperación y disputa, de supervivencia y progreso. En las próximas décadas, el destino de esta presa y de los países que dependen de sus aguas será una prueba de la capacidad para resolver diferencias y trabajar juntos en un mundo interconectado.

La Gran Presa del Renacimiento Etíope no es solo una maravilla de la ingeniería; es un crisol de aspiraciones, tensiones y desafíos que definirán el futuro de la región. Si Etiopía, Egipto y Sudán logran encontrar un equilibrio, la gran presa podría transformarse de un símbolo de disputa en un modelo de cooperación transnacional. Si no, el río que dio origen a una de las civilizaciones más grandes de la historia podría convertirse en el fin de la misma. El mismo agua que es la fuente de la vida, paradójicamente, podría terminar siendo la fuente de un conflicto.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky