
Ofrecía Pedro Sánchez, sin intención de cumplir y ante su manifiesta carencia de soluciones frente a los incendios, un pacto de estado contra el cambio climático. Y lo hacía después de sacar al loroparque ministerial para fustigar y difamar a los gobiernos autonómicos del Partido Popular intentando desviar sus responsabilidades y las de su gobierno sobre la tragedia de fuego que está asolando España. Una nueva versión, esta del pacto de estado imaginario, que acredita la ruin obscenidad que caracteriza al sanchismo gobernante utilizando las desgracias que arrasan el país y arruinan a sus ciudadanos como instrumento de rentabilidad política y personal enfangando el escenario. Además de un llamamiento trampa al que los aludidos autonómicos y desde la dirección popular de Génova ni están ni se les espera, porque si algo ha demostrado Sánchez a lo largo de su trayectoria es que no es un interlocutor fiable y que su palabra tiene menos valor que los billetes del Monopoly.
Más que una oferta sincera de cooperación y entendimiento lo que subyace detrás de este llamamiento al acuerdo es una nueva maniobra de Moncloa para encubrir la pésima gestión, desidia, ineptitud y prevalencia del fanatismo ideológico sobre la sensatez, el conocimiento y la razón de un gobierno, el suyo, que sólo ha presupuestado 115,8 millones de euros a las políticas de prevención de incendios, cantidad que supone un recorte del 45% con respecto a la que había en 2018 cuando Sánchez accedió al Gobierno. Y cifra esta que contrasta de forma insultante con los 525 millones de euros que dedican a las políticas de igualdad, con un aumento interanual del 14%. Un gobierno que, como decíamos recientemente, ha retirado cuatro de los 18 aviones cisterna que el Ejército del Aire utilizaba en la lucha contra los incendios por haber llegado al final de su vida útil, que todavía no han sido repuestos, y que ha eliminado ocho helicópteros de origen ruso Ka32 11BC que se venían desplegando en cada campaña veraniega a causa de las sanciones contra Putin.
Añadir a esto el abandono del medio rural por un ecologismo de maqueta y caviar que paraliza labores ancestrales de protección y prevención como el corte de leña en el otoño, el desbroce de montes, senderos y caminos y, sobre todo, la ganadería extensiva, el pastoreo de cabras y ovejas que limpiaban bosques y montañas de forma natural. Y como complemento a la comedia el presidente del Gobierno prometía ayudas a los afectados por los incendios, a los que ni se acercó ni quiso ver, y que a la vista de su trayectoria y de experiencias anteriores llegarán tarde, mal o nunca como en los casos del volcán de la isla de La Palma o de la DANA de Valencia, caso este último en el que casi un año después de la catástrofe sólo se han puesto en marcha, lo que no quiere decir que hayan llegado, uno de cada tres euros prometidos.
Pero si de pactos de Estado se pretende, en vista del panorama nacional todo apunta a que habría otros más urgentes y necesarios que el cambio climático utilizado como cortafuegos, y nunca mejor dicho. Se me ocurren, por ejemplo, un pacto de Estado por la economía y el empleo, para aprobar unos Presupuestos de los que llevamos tres años careciendo. Un pacto de Estado por la emigración, por la educación, contra la corrupción y la mentira o para convocar las elecciones. En definitiva un pacto de Estado por España y por la democracia que, con un gobierno incapacitado para gobernar, en parálisis legislativa, y sometido a los chantajes de los golpistas, separatistas y de los herederos de los terrorista, están en serio peligro de extinción. PD. Y hablando de carroñeros que aprovechan las desgracias como promoción política, sólo nos faltaban Vox y Santiago Abascal, que como acostumbran se equivocan de enemigo y se proyectan como el tonto útil de Sánchez y el sanchismo, sin hacer un sola propuesta de soluciones y medidas y sin entender que en la política se está y se trabaja para arreglar los problemas que afectan a la sociedad y no para incendiar.