
La economía digital ya representa el 26% del PIB español, según la quinta edición del Informe de la Economía Digital en España, que elaboramos anualmente en Adigital junto a Boston Consulting Group. Esta cifra, que crece de forma continuada año tras año, no es solo un indicador económico: es la constatación de que la digitalización se ha convertido en el principal motor de transformación y crecimiento económico del país.
Al frente de esta transformación están tanto las empresas que están redefiniendo nuestro modelo productivo a través de la tecnología como el sector público, que ha entendido la trascendencia del reto que tenemos por delante. De un lado, se encuentran grandes tecnológicas, unicornios y scaleups españolas, pasando por pymes innovadoras y líderes globales en digitalización, que desarrollan tecnología desde España o canalizan inversiones digitales de alto impacto. Junto a ellas, y nutriéndolas en muchos casos con gran cantidad de recursos, el impulso público, con iniciativas como el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que destina un 30% de sus fondos a la digitalización del país, o la Agenda España Digital 2026. Gracias a este ecosistema dinámico y de colaboración, España avanza de forma decidida hacia el objetivo que nos fijamos en 2018: consolidarse como el hub digital de Europa, con la ambición de que el 40% del PIB nacional esté vinculado a la economía digital en 2030. En este sentido, nuestro informe muestra que en 2024 la economía digitalizada generó un valor de 414.000 millones de euros, con un crecimiento nominal del 17% interanual, muy por encima del 6,3% de crecimiento del PIB nominal de ese año. Este avance evidencia una aceleración en el peso de lo digital dentro de la economía, tras un periodo de consolidación entre 2020 y 2022, impulsado por la adopción creciente de canales digitales y nuevas tecnologías tanto por empresas como por usuarios.
Para alcanzar el objetivo señalado, el informe destaca, en esta ocasión, dos palancas fundamentales: el desarrollo de una IA pública como infraestructura digital estratégica y una apuesta decidida por la IA responsable. La primera palanca - que hace referencia a sistemas y recursos de inteligencia artificial de acceso abierto, gestionados o promovidos por el sector público - tiene un enorme potencial para la atención de necesidades sociales específicas en materia de salud, educación o cambio climático, además de que permite democratizar el acceso a tecnologías avanzadas y reforzar la autonomía estratégica de España en el ámbito europeo.
De hecho, España cuenta con una base sólida en este terreno: una infraestructura digital avanzada, más de 143 centros de datos y una posición destacada en capacidad de almacenamiento y procesamiento, ocupando el decimosexto lugar a nivel global. También disponemos de la familia de grandes modelos de lenguaje públicos ALIA. Pero para consolidar esta palanca de innovación, será clave garantizar una financiación pública sostenida en el tiempo, marcos de gobernanza sólidos, colaboración público-privada y estrategias técnicas viables a largo plazo. Igualmente, necesitamos también fomentar la participación comunitaria y la innovación abierta, y alinear políticas que impulsen su desarrollo y adopción más allá del primer lanzamiento. Este tipo de infraestructuras ha de traernos aplicaciones y usos de impacto positivo en términos sociales y económicos. Esto nos lleva a la segunda palanca, también relacionada con la IA, que recoge el informe: el uso responsable de la IA es el motor clave para la competitividad del tejido empresarial, especialmente de las pymes, que representan el 98,99% de las empresas españolas. Precisamente, la complejidad de adaptar marcos internacionales a la realidad de estas organizaciones es el desafío sobre el que estamos trabajando en el Marco de IA de IAméricas, un proyecto impulsado por Adigital y BID Lab (el brazo de innovación y emprendimiento del Banco Interamericano de Desarrollo). Esta iniciativa promueve el uso de la IA en América Latina y el Caribe con un enfoque basado en su adopción ética, inclusiva y sostenible. Para ello, el proyecto evalúa la madurez organizativa de las empresas de cara a implementar soluciones de IA; clasifica los sistemas de IA según su nivel de riesgo e impacto; y traza hojas de ruta personalizadas para una adopción y creación progresiva y ética de modelos y sistemas de IA en cada empresa. Esto genera un marco general que permite que startups y pymes pueden definir una estrategia clara que les permita diseñar procesos con IA, fomentar una cultura ágil y basada en datos, invertir en talento especializado y optimizar el uso de datos e infraestructura tecnológica. Todo ello con el fin de implementar la IA de forma responsable y sostenible y establecer sistemas de supervisión y evaluación que garanticen su evolución continúa.
La velocidad a la que se están produciendo estos avances nos permiten afirmar que estamos ante un cambio estructural en nuestras sociedades. Los últimos diez años han sido de una transformación sin precedentes y, como refleja esta quinta edición del informe, todo apunta a que la digitalización marcará también el rumbo de los próximos años, en un contexto de disrupciones tecnológicas, tensiones geopolíticas y necesidad creciente de autonomía estratégica. Por eso, contar con una agenda tecnológica sólida, de largo plazo, que trascienda los ciclos políticos y esté coordinada estrechamente con el sector privado debe considerarse como una verdadera política de Estado. De hecho, que más de una cuarta parte del PIB español esté ya directamente vinculada a la digitalización es prueba inequívoca de que estamos ante un vector estructural de competitividad; pero, también que es posible avanzar de forma coordinada entre lo público y lo privado, con una visión compartida de futuro y de país.