Opinión

Los seis errores que obligarán a BBVA a subir el precio de la OPA sobre el Sabadell

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, alecciona a los dos primeros ejecutivos de BBVA. PV
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El presidente del BBVA, Carlos Torres, anunció el 9 de mayo una oferta hostil sobre el Sabadell en la que se saltó varias de las normas y convenciones no escritas en el mundo de los negocios y cometió al menos media docena de errores, que deberá enmendar en los próximos meses para lograr su objetivo.

A mediados de abril, en plena celebración del Open de tenis Conde de Godó patrocinado por Sabadell, telefoneó al presidente de este banco para ir a verlo. Oliu se quedó sorprendido por el momento elegido, pero en señal de la buena relación que mantenían desde las negociaciones celebradas hace cuatro años para fusionar ambos bancos, le invitó a almorzar en su domicilio privado.

Durante la comida, el presidente del BBVA fue enseguida al grano. Le informó que el consejo de administración había aprobado una nueva oferta para comprar el Sabadell. Oliu intentó quitarle la idea de la cabeza, explicándole que la entidad tenía un gran recorrido por delante por sí misma y que ahora no estaba interesado en escuchar ofertas, quizá en un par de años podían volver a hablarlo. Pero Torres insistió y quedaron el día 30 de abril para conocer los detalles. La cita, como se sabe, no llegó a producirse porque ese mismo día hubo una filtración a un medio británico que obligó a ambos a retratarse mediante el envío de sendos comunicados a la CNMV.

En medios financieros se calcula que el consejo del banco de origen vasco debió de dar su visto bueno a la opa varios días antes de la conversación, sin antes conocer la predisposición del contrario.

1.- El primer error fue ver a Oliu con la oferta ya aprobada por el consejo del BBVA, en vez de consultarlo antes, porque cuando Oliu le dio calabazas, Torres no tenía ninguna posibilidad de retractarse. Un error de libro, que dejó al presidente del BBVA atado de pies y manos.

Una maniobra poco habitual, sobre todo cuando se pretendía que la operación fuera amistosa. A partir de ese momento, aunque Torres señaló que tenía la mejor predisposición para negociar, no tuvo más remedio que declarar la opa como hostil.

2.- El segundo error se produjo al domingo siguiente, cuando el presidente del BBVA manda una misiva al del Sabadell diciéndole que el canje de 4,83 acciones de Sabadell por cada una del BBVA no lo podía mejorar, porque había perdido más de 6.000 millones en capitalización desde la presentación de la oferta. Esta carta brindó a Oliu el argumento perfecto para rechazarla.

El presidente del Sabadell había convocado consejo de administración extraordinario para el día siguiente, lunes, 6 de mayo, a fin de analizar la oferta. Pese a que a él personalmente no le gustaba, como ya le había dicho a Torres, no las tenía todas consigo. Se había pasado la semana hablando con todos los consejeros y había comprobado que el órgano de administración estaba prácticamente dividido en dos, entre los partidarios de rechazarla de plano y los que querían abrir una negociación para mejorarla.

Cuando Oliu leyó la misiva de su colega, vio el cielo abierto, porque si el propio Torres cerraba la puerta a una mejora ya no había más que discutir. Como así fue. Hasta el mexicano David Martínez, propietario del 3,4% del Sabadell, sobre el que más sospechas existían de que se pronunciara a favor, se abstuvo en la votación final

3.- El tercer error fue no informar al Banco de España. El gobernador, Pablo Hernández de Cos, se enteró por la prensa. El BCE tiene que emitir su opinión antes de la opa y lo más lógico es que la apruebe, porque no tendrá en cuenta los aspectos relacionados con la competencia, sólo se fijará en la solvencia de la entidad compradora.

Los inspectores del Banco de España han dejado correr que el Sabadell es más sólido que el BBVA

Pero la elaboración de ese informe se hará con los datos previos enviados por la Inspección del Banco de España, que estos días está corriendo por ahí el comentario de que el balance de Sabadell es más sólido que el del BBVA y sus perspectivas de crecimiento son mejores en solitario. Como se suele decir, mejor solo que mal acompañado. Cualquier filtración sobre el contenido del informe, que no concluirá hasta finales de año, podría influir en la decisión de los accionistas. Los inspectores están indignados porque Torres los ha ninguneado.

Al igual que enfadó al ministro de Economía, Carlos Cuerpo, al que sí informó de la opa, pero cuando éste le desaconsejó presentarla porque no estaba de acuerdo "ni en el fondo ni en las formas (si diálogo), no le hizo caso. Para más Inri, su consejero delegado, Onur Genç, se despachó hace unos días con una entrevista en la que asegura que están dispuestos a seguir adelante con la opa, aunque el Gobierno no apruebe la fusión.

4.-El cuarto error fue enfrentarse al Gobierno. Emilio Botín, que acumuló una gran experiencia en fusiones y adquisiciones a lo largo de su trayectoria profesional al frente del Santander, tenía un lema que aplicó a ultranza hasta el último de sus días: un banco jamás debe estar en contra del Gobierno. Botín llegó a elogiar la política de Zapatero en los peores momentos de la crisis económica.

Torres, que es más listo que Genç, o por lo menos más diplomático, insiste en que tratará de alcanzar un acuerdo con el Ejecutivo. La mejor prueba es que acaba de contratar a la consultora Acento, de Pepiño Blanco, íntimo de Zapatero y de Sánchez, para intentar dar la vuelta a la situación.

5.- Lo que ocurre es que Torres cometió un quinto error muy grave: lanzar su operación en vísperas de las elecciones catalanas, donde los dos bancos tienen más de la mitad de las oficinas unas enfrente de otras.

En estas condiciones, los partidos catalanes salieron en tromba contra la fusión y arrastraron al Ejecutivo. Si Salvador Illa llega a la presidencia de la Generalitat es difícil que Sánchez cambie de opinión. Aunque lo lógico es que para alcanzar un acuerdo Torres se comprometa a reducir el impacto en el empleo y, sobre todo, el cierre de oficinas en las zonas rurales, un aspecto que preocupa mucho en el Ejecutivo.

¿Y qué pasaría si los accionistas aprueban la opa, pero no pueden fusionar el banco como apuntaba Genç? Sería un desastre, porque no podrían aprovechar las sinergias que han prometido, equivalentes a 850 millones de euros, "una vez generados los ahorros asociados a la fusión".

6.- El sexto error fue que los argumentos y las cuentas presentadas están poco claras. En el cálculo del coste de reestructuración, que estima en 1.450 millones, BBVA se olvidó poner otros (mínimo) 900 millones para sufragar la ruptura de los contratos con las aseguradoras.

El consejero delegado del Sabadell, César González-Bueno salió en tromba a criticar que el múltiplo aplicado para los costes de la fusión del 1,7 es prácticamente la mitad del 3% alcanzado en la fusión de CaixaBank con Bankia. Además, la prima del 30% calculado con el valor de ambos bancos el 29 de mayo se redujo a poco más del 7%.

¿Por qué tiene prisa Torres? No negoció con Oliu, se saltó al gobernador y se enfrenta al Gobierno

La cuestión que permanece de fondo es por qué Torres tiene tanta prisa en fusionar ambas entidades hasta el punto de lanzar su oferta sin negociar con Oliu, sin informar al gobernador y en contra de la voluntad del Gobierno. Según los analistas, solo cabe una explicación. El BBVA es un gigante con pies de barro. México, el El Dorado del que extrae anualmente dos tercios de sus beneficios, puede decaer en los próximos años al verse obligado a remunerar las cuentas corrientes, lo que reducirá su rentabilidad.

Con todas estas incertidumbres y errores, a Torres sólo le queda un as en la manga para ganar la partida: mejorar las condiciones de la oferta e incluir una parte en liquidez. Es la única manera, además del pacto con el Gobierno, de garantizar su sillón.

PD.- Lo que se está complicando es lo de Begoña Gómez. Está probado que la esposa del presidente acudió a varias empresas del Ibex 35 para pedir favores, en su mayoría eran pequeñas cantidades de dinero para el patrocinio de su cátedra de la Complutense. Alguien en Moncloa debería haber alertado a Pedro Sánchez del riesgo de que el asunto trascendiera y se convirtiera en un escándalo, como así ha sido. Aún peor es que Gómez montara su propia empresa en noviembre pasado para vender servicios de asesoría con el software elaborado de manera gratuita para la Complutense Si estas actuaciones son constitutivas o no de delito lo decidirá el juez Peinado. Pero desde el punto de vista ético no tienen defensa y hunden la reputación presidencial. Y lo peor es que dicen que hay mucho más.

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