Tras veintiséis jornadas sobre los 10.000 puntos, el Ibex rozó perder este soporte –lo hizó sin contundencia por seis puntos–. La pérdida de esta cota tiene gran importancia ya que era la línea divisoria que separaba un contexto consolidativo de uno correctivo. De hecho, el selectivo abre la puerta ahora a una caída como mínimo hacia los 9.750 puntos y en el peor de los casos hasta los 9.450, según los expertos. De cara al inversor y lejos de lo pueda parecer llegar a este último nivel, lo que supondría una pérdida del índice del 8,50% desde el máximo más reciente, también tendría una cara positiva. Ello porque situaría a la bolsa nacional en zona de compra y con potencial hasta los 10.300 puntos. Con todo, el mal desempeño del indicador, que tuvo el peor comportamiento de toda Europa por el elevado peso de la banca, también refleja otros riesgos desde el punto de vista económico.
En concreto, la caída de la bolsa es una clara respuesta del mercado a la incertidumbre que genera la mayor tensión que se está dando en Oriente Medio ante el riesgo de que otros países entren en la guerra entre Israel y Gaza. La primera consecuencia de la extensión del conflicto estaría en los precios, que podrían escalar y dificultar el optimista escenario de bajadas de tipos que el mercado ha dibujado para 2024. A ello han contribuido también los propios bancos centrales, especialmente el BCE, al enfriar esta semana las elevadas perspectivas de recortes de tipos. Un escenario más negativo que también se extrae de la última encuesta de Bank of America, donde los gestores reducen el atractivo de los bonos ante una Fed más pesimista. Estas dudas con las bajadas del precio del dinero ya se notan en los mercados, pero será la actividad económica la que más sufrirá un contexto de tipos elevados por más tiempo del esperado.
