Opinión

Cien días de guerra en Gaza

Foto: EFE.

La doctrina de seguridad nacional de Israel se concibió y entró en vigor en 1953 bajo el liderazgo de David Ben-Gurion, quien fue su primer ministro y su ministro de Defensa, de forma simultánea, entre 1948 y 1953.

Dicha doctrina sigue siendo válida, aún hoy, y se compone de tres pilares fundamentales y de dos elementos complementarios.
Todos ellos han sido de aplicación obligada para los responsables de la defensa de Israel a partir de entonces y, cómo no, antes y durante la guerra en Gaza, iniciada el 7 octubre de 2023.
Los tres pilares básicos son la alerta, la disuasión y la victoria decisiva.

En Gaza, Israel falló en el primero porque no supo prevenir el ataque de Hamas, por lo que sabemos, hasta ahora, erró en el segundo porque creyó que Hamas estaba suficientemente disuadida como para atreverse a atacar Israel y se encuentra, en estos momentos, ejecutando la Operación Espadas de Acero para cumplir con el tercero.

Los dos elementos complementarios son el imperativo para Israel de defenderse por sí mismo y de mantener relaciones excelentes y ser aliado de una gran potencia.

Israel nunca reclamará de ninguna nación extranjera que envíe soldados a su territorio para defenderse militarmente, a pesar de ser un país pequeño.

Sin embargo, Israel está persuadida de que siempre ha de tener de su lado a una gran potencia, que, desde los años 60 del siglo pasado, ha resultado ser Estados Unidos (EEUU).

El balance que el liderazgo israelí hace de la situación de la guerra en Gaza es positivo, aunque incompleto, al cumplirse los primeros cien días de su inicio.

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) desplegaron, a partir de esa fecha, cuatro divisiones dentro de la Franja de Gaza, de forma inicial, que han terminado por incrementarse hasta siete, como sucede en el momento presente.

El control por parte de las FDI del norte de Gaza está casi completado, mientras que el del sur se está desarrollando todavía y está siendo más complejo, dado que esta área se encuentra ahora más densamente poblada.

Las FDI se están encontrando con más objetivos militares para destruir de lo que esperaban antes de su entrada en Gaza, dado que el número y la longitud de los túneles que Hamas había construido en ese territorio y la cantidad y la dispersión de su armamento ha superado sus expectativas iniciales.

Los fines de la Operación Espadas de Acero siguen siendo dos.
En primer lugar, el gobierno israelí señaló que aplastar a Hamas era la meta de esta campaña.

Las FDI han sido sorprendidas por las capacidades y por la motivación para el combate de los miembros del grupo terrorista Hamas.

Los casi 30.000 terroristas de Hamas estaban organizados y entrenados para operar en formaciones tipo batallón y brigada -contaban con veinticuatro de éstas-, pero, al mismo tiempo, estaban listos para pelear en grupos más pequeños.

Así ha sucedido en el norte de Gaza, donde los terroristas han continuado luchando en unidades de tres o cuatro personas, después de que las FDI destruyeran las formaciones de batallón y de brigada de la organización.

Las FDI avanzan en el teatro de operaciones y van ganando porque, en el norte de la Franja, han destruido las grandes agrupaciones de Hamas y han quebrado la posibilidad de que los jefes que han sobrevivido puedan pasar órdenes a las células más pequeñas de resistentes.

A las FDI les queda por cumplir esta misión en el sur de Gaza, que es, en estos momentos, la que están realizando en Khan Yunis y en otros lugares del área meridional de la Franja.

Los soldados israelíes muertos en combate, dentro de Gaza, desde el 7 de octubre de 2023, son 184, a fecha de 12 de enero de 2024, a los que hay que sumar otros 300 que fueron asesinados por los terroristas de Hamas cuando entraron en el sur de Israel aquel día.
Por otra parte, se cree que entre 8.000 y 15.000 militantes de Hamas han muerto en los combates contra las FDI desde el comienzo de la operación israelí, lo que representaría, en la cifra más alta de estas estimaciones, la mitad de los efectivos con los que la organización terrorista contaba antes del inicio del conflicto.

La segunda finalidad de Israel es liberar a los ciudadanos que Hamas mantiene secuestrados.

Este propósito va a ser complicado de alcanzar porque Hamas está poniendo condiciones a Israel, a través de Egipto o de Catar, que le serán muy difíciles de aceptar.

El dilema para el gobierno y para la sociedad israelíes es grande y doloroso porque tienen que decidir si quieren olvidarse de lograr el primer objetivo, aniquilar a Hamas, para rescatar a los secuestrados, a sabiendas de que su contraparte en esta interlocución no es de fiar.
Israel declaró que la suerte del cuarteto que dirige Hamas -los hermanos Sinwar, Yahay y Mohammed, Mohammed Deif y Marwan Issa- está echada, ahora o en el futuro, dentro o fuera de Gaza y en cualquiera de los escenarios posibles de resolución de esta guerra.
David Barnea, jefe del Mossad, ha avisado de que el destino de estos cuatro individuos será el mismo que el que encontraron todos los componentes del comando de la organización terrorista palestina Septiembre Negro, quienes, en septiembre de 1972, asaltaron la Villa Olímpica de Múnich y secuestraron y asesinaron a once atletas israelíes.

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