Opinión

Un suave invierno energético

  • Los bajos precios del petróleo y el gas acercan el fin de la espiral inflacionista, lo que permitirá al BCE bajar los tipos en 2024

El inicio de la guerra en Gaza disparó el coste del petróleo hasta superar los 95 dólares el barril Brent ante el temor de que países productores entraran en el conflicto, especialmente Irán. Además, los recortes en el bombeo de la OPEP+ en más de de 3,5 millones de barriles elevó la tensión e hizo temer que el petróleo superara los 100 dólares. Pero en la actualidad, el oro negro presenta una caída de más del 20% desde los máximos de septiembre y cotiza en 76 dólares. Un coste que podría ser menor de 50 dólares si no fuese por los ya citados recortes de la OPEP+. El motivo para que el cártel no haya podido impulsar los precios está en la producción récord de EEUU, Guyana, Brasil, Venezuela y el aumento de los envíos iraníes. Unos incrementos que dejan patente que sobra mucho petróleo para la demanda exigida, lo que augura un largo periodo de precios bajos en el hidrocarburo. Lo mismo ocurrirá con el gas en Europa, que cotiza bajo su media histórica por las suaves temperaturas y la baja producción industrial.

Además, las reservas europeas de este hidrocarburo están al 90%, lo que también impulsa los precios a la baja. Tras el arranque de la guerra en Ucrania, los componentes energéticos fueron los principales responsables de la escalada de la inflación que golpeó a familias y empresas. Por tanto, el suave invierno energético que se atisba en Europa con costes asumibles en gas y crudo es muy positivo para la factura energética de negocios y hogares. Pero también para la economía en su conjunto, ya que descarta un nuevo incremento de los precios en el próximo ejercicio (con permiso de los alimentos). Esto eleva las posibilidades de que el BCE pueda arrancar los recortes de tipos el próximo año, lo que impulsará la actividad.

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