Un año ha cumplido ChatGPT, la famosa inteligencia artificial generativa de la que tanto hablamos y que tan rápido avanza y se desarrolla. Un año, en el que hemos pasado de no entender exactamente qué es esto de la Inteligencia Artificial (IA), a utilizar un sinfín de herramientas y apps que nos facilitan nuestra tarea en el trabajo, en el colegio y universidad, o simplemente nos entretienen y nos permiten dar rienda suelta a nuestra creatividad.
En este corto espacio de tiempo, hemos aprendido que conceptos como los prompts son cruciales para que la IA entienda qué información buscamos, qué estilo de texto queremos o qué tipo de imagen deseamos generar, adoptando incluso roles específicos para que la IA nos responda como lo haría tal o cual persona o experto en la materia. En apenas unos meses más, a los GPT4, Bard, Bing AI, Copilot, etc., se le van a unir una constelación de soluciones y funcionalidades que nos van a acercar a aquella idea tan extendida en la ciencia ficción: crear, gestionar y decidir con la ayuda y asistencia de una tecnología, con la que conversamos.
Toda esta enorme revolución, de la que aún no somos plenamente conscientes, transformarán para siempre algo fundamental en nuestras vidas. Y de cómo trabajamos.
Llegados a este punto, seguro que usted se está preguntando, si esa aceleración en el desarrollo de la tecnología (aunque el "niño artificial" tenga tan solo un año) traerá consigo un aumento de la productividad. Más aún, si estos avances son un peligro para los empleos actuales y los empleos futuros, en tanto en cuanto son capaces de hacer y automatizar gran parte de las tareas y funciones que ahora llevamos a cabo las personas.
Pues bien, este fenómeno, lejos de ser una mera revolución tecnológica de moda, tiene implicaciones profundas en la dinámica laboral de nuestro país, así como en la forma en la gestionamos a nuestros equipos. Entre otras, se estima que multiplicará la productividad en determinadas profesiones.
La adopción acelerada de la IA, al igual que en el resto del mundo, está llevando a cabo una reconfiguración de la fuerza laboral en España. Sectores como la logística y la atención al cliente (por citar sólo algunas de ellas) han sido testigos de una automatización significativa en los últimos años, lo que ha llevado a la pérdida de empleos tradicionales.
Según un estudio de OpenAI, las profesiones con mayor riesgo de impacto por herramientas como ChatGPT son: matemáticos, contables, analistas financieros, escritores-autores-copywriters, diseñadores de interfaces web y digitales, traductores, auditores, periodistas, asistentes administrativos.
Por otro lado, el estudio muestra que los puestos con menor riesgo de ser reemplazados por estas tecnologías son: operadores de equipos agrícolas, atletas y competidores deportivos, mecánicos automotrices, albañiles, cocineros, trabajos de hostelería, instaladores y reparadores de líneas eléctricas, carpinteros, pintores, carniceros.
En definitiva, el mayor impacto se producirá en aquellas profesiones que desarrollan tareas más o menos repetitivas e incluso técnicas, donde o bien no exista una alta demanda de destreza manual (los llamados oficios) o por el contrario sea necesario un alto nivel de habilidades, creatividad o toma de decisiones relacionales (puestos de alto nivel cognitivo, habilidades y/o responsabilidad).
Si bien la automatización de tareas rutinarias o predecibles, junto con la capacidad de aprendizaje de los algoritmos estan llevando a la desaparición de algunos empleos tradicionales, también se está dando paso a la aparición de nuevas oportunidades. Empresas especializadas en desarrollo y mantenimiento de sistemas de IA han experimentado un crecimiento exponencial, creando oportunidades profesionales en campos como la programación, la ciberseguridad y la inteligencia artificial aplicada.
Según diversos estudios, el sector tecnológico en nuestro país, ha experimentado un aumento cercano al 25% en la demanda de profesionales altamente capacitados en inteligencia artificial y aprendizaje automático en los últimos dos años.
La IA no solo está afectando a la cantidad de empleos disponibles, sino también a la naturaleza misma de los roles profesionales. El desplazamiento laboral causado por la IA nos demuestra la importancia del reskilling y la actualización constante de habilidades. Según un estudio realizado por la consultora McKinsey, se estima que para el 2030, más del 30% de las actividades laborales en España requerirán habilidades sociales y emocionales mejoradas.
Si destacamos, además, que la IA podría automatizar hasta el 45% de las tareas que realizan los trabajadores en la actualidad (según el estudio de McKinsey Global Institute), la reinvención profesional y la formación continua se tornan como herramientas imperativas en esta nueva revolución industrial.