
El IPC cerró noviembre en el 3,2%, pero los alimentos aún son un 9% más caros que hace un año. De hecho, el encarecimiento de algunos productos se mantiene por encima de los dos dígitos. Es el caso del aceite (44,5%), las legumbre y hortalizas (16,8%), la carne de porcino (12,9%) o el arroz (17,1%). Unos porcentajes que evidencian que buena parte de la cesta de la compra sigue siendo demasiado costosa para los ya castigados presupuestos familiares. Con todo, la buena noticia es que los alimentos muestran una tendencia a la baja y su incremento está muy lejos del récord del 16,5% de marzo de este mismo año. Ello unido a las mejores perspectivas de las próximas cosechas por las lluvias eleva las opciones de que el precio de los comestibles siga cayendo en 2024.