Opinión

¿Podrá la futura Reina de España trabajar 30 horas a la semana?

  • Los datos de España no reflejan el fallo estructural que supone la economía sumergida
La princesa Leonor en la jura de bandera.

Hace pocos días que la Princesa de Asturias ha cumplido 18 años. En ese mismo momento ha empezado a desempeñar, comenzando con la jura de la Constitución Española, el que será su trabajo presente y futuro. Un trabajo en el que tendrá que esforzarse al máximo para cumplir con sus responsabilidades, con los objetivos marcados y en el que, en algún momento, tendrá una promoción en sus funciones y responsabilidades.

Es probable que en el futuro la Princesa tenga derecho a trabajar 35 o incluso 30 horas a la semana, pero también es probable que su trabajo no se lo permita, si lo que quiere es dominar las funciones, cumplir con sus metas e intentar ser la mejor.

Como su alteza real, tantos y tantos jóvenes españoles se incorporan al mercado laboral cada año con el objetivo de trabajar en lo que les gusta y saben hacer, y comienzan su carrera profesional.
¿Cómo es el mercado laboral, al que se enfrenta el joven profesional?

El nuestro es un mercado diverso, orientado a los servicios, mayoritariamente al turismo y la hostelería, con fuerte dependencia de la demanda exterior pero débil consumo interno, y con gran estacionalidad en el empleo. Claramente, un mercado laboral volátil, con un importante paro estructural -España está a la cabeza en desempleo en la zona euro tanto en tasa general, como desempleo juvenil y de mayores de 45 años, según datos de Eurostat- y donde va cogiendo fuerza una crisis de valores (hay estudios que apuntan a que en torno al 70% de los jóvenes desean trabajos en la función pública), donde algunos jóvenes no quieren determinados empleos, determinadas condiciones, determinados salarios, ya que el 70% de los nuevos ocupados son extranjeros, frente al solo 29,9% de los españoles, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre de 2023.

No se equivoque, nuestro país y nuestro mercado laboral tiene enormes atractivos: crecimiento de muchos sectores, algunos incluso referentes a nivel internacional; flexibilidad laboral en aumento con condiciones profesional más abiertas a la conciliación; aumento de la competitividad, así como la diversidad social y cultural en el entorno profesional, por citar sólo algunos de ellos.

Pero, seguimos siendo los campeones en desempleo de toda la zona euro, un total de 2,85 millones de desempleados, 11,84% de tasa de desempleo, según la EPA del tercer trimestre de 2023, algo que va a contracorriente del resto de los países desarrollados. No es sólo que haya aumento población activa por la entrada de inmigración, la que, por cierto, es una política de dudosa efectividad, pero realmente sencilla de llevar a cabo. No es sólo que arrastremos una inercia histórica por la que tradicionalmente en España, en épocas de bonanza, nuestro mercado crea empleo por encima de la media europea, pero que en épocas de estancamiento o crisis se produce un descalabro enorme en las cifras de empleo. Es que tenemos un gigantesco 27,82% de desempleo juvenil, estamos desaprovechando el talento senior (los mayores de 45 años representan el 57% de los desempleados) y estamos expulsando del mercado laboral a profesionales con experiencia (el 73% de los desempleados de larga duración supera los 45 años que en muchos casos pasan a ser contabilizados como inactivos por desmotivación y por edad.

Parte del problema, son los datos. Las cifras oficiales no reflejan la realidad del mercado laboral español. El nuestro es un problema estructural de mercado laboral, donde existen en torno a 1,3 millones de ocupados en la economía sumergida y sin cotización a la Seguridad Social que genera situaciones de clara dependencia a largo plazo del Estado (jubilaciones no suficientemente devengadas, subsidios, ayudas, atención social…), derivadas de esa infracotización o no cotización.

Y ahora llega el tema de la jornada laboral…

Es cierto que la jornada laboral se ha ido reduciendo paulatinamente durante los últimos cien años, pasando en España de trabajar 60 horas a un máximo de 40 horas semanales. Pero, además, estamos viendo desde hace unos años, como gran cantidad de compañías reducen el quinto día laboral a una jornada intensiva y reducida a modo de "transición" al fin de semana. Lo que en la práctica nos deja a las puertas de las 32-35 horas semanales en determinados sectores de actividad.
La jornada de trabajo máxima legal a 37,5 horas sin recorte salarial, esto es trabajar menos conservando el poder adquisitivo, nos lleva a otro problema del mercado laboral español: crecen más rápido los salarios que la productividad en España.
¿Se imaginan a la futura Reina de España trabajando 35 horas a la semana? ¿Lograría esta joven en el comienzo de su carrera profesional construir su perfil, cumplir con sus metas e intentar ser la mejor?

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