
Parecen totalmente contrarias las conversaciones del día a día, que siguen hablando de desempleo, incertidumbre y de salarios estancos, con los titulares sobre la falta de profesionales en nuestro país y el número de vacantes en ciertos sectores. Solo al término del segundo trimestre de este año, casi el 28% de los menores de 25 años en España estaba en paro, aunque había más de 145.000 vacantes sin cubrir, según datos del INE. Por supuesto, hay que acercarnos más al dato para saber que, la Asociación Española para la Digitalización calcula que más de 120.000 vacantes pertenecen al sector tecnológico. Es por esto que ambas conversaciones, tanto aquellas que hablan de desempleo como las que tratan sobre vacantes sin cubrir, son absolutamente complementarias, solo hay que saber de dónde surgen estas vacantes y si coinciden con el perfil profesional de los demandantes de empleo en España.
En el paradigma en el que nos encontramos, con la Inteligencia Artificial pasando al mainstream de una forma acelerada y muchos sectores haciendo grandes esfuerzos de digitalización y actualización tecnológica, no se trata de plantear un enfrentamiento entre los casos de vacantes tecnológicas y la experiencia diaria de muchos jóvenes desempleados y desempleadas a quienes les cuesta encontrar trabajo; sino de hacer sonar las alarmas ante el claro desequilibrio en nuestro mercado laboral actual, en el cual no existen profesionales del sector tecnológico para una demanda que se encuentra en alza. Un desequilibrio, por cierto, que está costando alrededor de 14.500 millones de euros al año a nuestro país, según el último informe del consorcio IndesIA.
Es esencial, por tanto, plantear nuevos caminos que suavicen estas diferencias. La mejora de las cualificaciones y una actualización en las formaciones son sin duda una apuesta ganadora para garantizar que, en el largo plazo, los nuevos empleos y oportunidades laborales sean eso, oportunidades. Además, es imperativo que se establezcan vías de conexión entre la creciente demanda de perfiles que no se está viendo satisfecha con talento nacional, y una oferta de empleados cualificados tanto dentro en este caso, como fuera de nuestras fronteras.
Aunque casi la mitad de las migraciones internacionales en el mundo son por causas laborales (un 48% según la Organización Internacional para las Migraciones, OIM), y España se posiciona como un destino atractivo para el trabajador remoto con Málaga como segundo destino preferido por los nómadas digitales, según el informe de Savills, estas siguen trayendo consigo un sinfín burocrático que obliga a las empresas españolas a incurrir en gastos y a invertir una cantidad de tiempo bastante considerables. Estos obstáculos impiden que la reubicación de talento cualificado a nuestro país sea una opción realista para muchas empresas que necesitan de estos perfiles para seguir siendo competentes en su ecosistema.
La falta de profesionales se presenta hoy como un gran reto empresarial, educativo y, por tanto, económico. Por eso es absolutamente necesario promover la expansión transfronteriza de nuestras empresas en la búsqueda de nuevo talento. Un esfuerzo que debe ser público-privado y que debe tener como objetivo, no sólo aliviar la necesidad actual del mercado laboral español, sino también enriquecer la diversidad en la fuerza laboral de nuestras empresas gracias a la llegada de profesionales extranjeros, quienes, a menudo, traen consigo experiencias internacionales que pueden ser aplicadas en contextos locales y estimular de esta forma la competencia global del país. Esto puede conducir a una mezcla de ideas, enfoques y perspectivas que son valiosos para la innovación y la resolución de problemas en las empresas dentro del largo plazo.