
Europa aún se encontraba haciendo frente a los daños sufridos por la pandemia, cuando una nueva realidad a causa de la guerra de Ucrania se impuso en el continente. Los problemas derivados de este enfrentamiento en la frontera euroasiática son diversos y muy complejos, pero hay uno que afecta a la industria europea especialmente. Es el caso de la falta de suministros de materias primas, que ha provocado que las empresas europeas se encuentren en una situación de desventaja competitiva frente al resto de países. Por ello, foros de discusión como el VII Encuentro Empresarial Hispano-Alemán 2023, celebrado recientemente en Madrid, son tan importantes, ya que representan la oportunidad perfecta para conocer y dialogar sobre la dirección que Europa debe tomar para ser más competitiva, resiliente y sostenible, así como definir el papel de la administración pública y de las propias empresas europeas.
Los desafíos actuales de las empresas europeas
En el marco de un mundo cada vez más dispar, hay una realidad que, sin embargo, está presente en todas las economías del planeta y es el cambio de paradigma que afecta al desarrollo de las industrias. La sostenibilidad, el desarrollo tecnológico y la gestión del nuevo talento son cuestiones que, si antes podían ser sólo objetivos intencionales de las empresas, ahora comienzan a ser de obligado cumplimiento.
Así, una de las decisiones que Europa se ha visto obligada a tomar ha sido la adaptación forzosa de su industria a esta nueva situación socioeconómica, aunque eso haya supuesto la pérdida de competitividad con respecto al resto de países.
Defender y reestructurar nuestras industrias
Las experiencias de los últimos años han provocado que las grandes empresas europeas se replanteen rediseñar sus cadenas de suministro para que estas sean más sostenibles y ágiles. La principal razón detrás de estos cambios que ya han comenzado y muchos otros que se avecina es la adaptación de la industria europea a las necesidades de los clientes, la cambiante situación del negocio y la coyuntura socioeconómica. Una de las medidas de defensa de la UE ha sido la asignación de fondos para el impulso de la industria europea y su competitividad. En el ámbito nacional, en 2023, las inversiones provenientes de esta partida de fondos han crecido en un 43% respecto al año pasado, según el último estudio de EAE Business School. Esto no hace más que confirmar la importancia de defender y apostar por la reconfiguración de las industrias, y no solo a nivel europeo, sino exigiendo que España sea parte del cambio.
La Unión Europea a la vanguardia de la normativa medioambiental
La familiar y cercana Agenda 2030 y el Green Deal, el Pacto Verde Europeo mediante el cual la UE será zona climáticamente neutral en 2050, convierten a la Unión Europea en pionera en la implementación de cambios y mejoras en materia de sostenibilidad. Aunque como ya se ha comentado anteriormente, esto podría producir un freno en la actividad industrial y económica al suponer una reinterpretación de la industrialización, también permite a las empresas europeas aumentar su eficacia y competitividad, convirtiéndose en compañías más sostenibles. Así, la capacidad de anticipación a futuras normativas que llegarán próximamente a los mercados mundiales representa la oportunidad que Europa necesita y debe aprovechar para convertir esa excelencia normativa en excelencia y competitividad industrial.
La resiliencia de la reindustrialización europea
Ya se ha visto que los desafíos cruciales a los que se enfrentan las empresas europeas precisan de un esfuerzo conjunto de nuestras industrias en forma de defensa y reconfiguración de los procesos. Sin embargo, para que la reindustrialización tenga un impacto relevante en nuestra economía y sociedad y sea constante y duradera en el tiempo, la resiliencia tiene que ser el punto de partida. El liderazgo en tecnologías clave, el rediseño de las cadenas de suministro, el abordaje activo de la competencia desleal y la garantía de una fuerza laboral altamente capacitada, son piezas fundamentales para identificar las debilidades de la industria y convertirlas en oportunidades para crear una Europa resiliente.