
El ataque por sorpresa de Hamás a Israel tiñó ayer las bolsas de rojo, aunque con caídas controladas. De hecho, el Ibex sufrió las mayores pérdidas del continente, con un descenso cercano al 1%. El mal desempeño de la renta variable en Europa tiene un responsable.
Se trata en concreto del sector del turismo y los viajes que sufrió una caída en el entorno del 1,5% por el incremento del 5% del petróleo a raíz de la guerra en Gaza. De cara al inversor las pérdidas de ayer no deben llevar a vender. Muy al contrario, los expertos ven una opción para comprar ya que las caídas acercan las bolsas a un 5% de sus soportes situados en los 3.900 puntos del EuroStoxx en Europa, o los 13.800 puntos del Nasdaq en Wall Street. Pero que el impacto en los mercados haya sido limitado no quiere decir que este conflicto armado sea inocuo para la economía. Su primera consecuencia está en el encarecimiento del crudo por las mayores dudas sobre la producción y el suministro mundial. Un temor comprensible ya que hasta el momento Irán había paliado en parte el recorte en el bombeo de la OPEP+. Pero esta aportación desaparecerá si se demuestra que este país está detrás de la ofensiva de Hamás y Hizbolá contra Israel. Entonces EEUU aplicará sanciones a las exportaciones de crudo iraní. En 2011, Washington ya impuso estas restricciones e Irán amenazó con bloquear el Estrecho de Ormuz, ruta del 33% del petróleo que transporta por vía marítima, lo que disparó su coste. Queda así patente que la guerra en Gaza abre un nuevo foco de incertidumbre en los costes energéticos y, por extensión, en los precios. Esto puede presionar al alza la inflación y obligar a los bancos centrales a mantener los tipos de interés altos durante más tiempo, lo que supondría un daño mayor para la economía.