
Sandra Carvao, directora de Inteligencia de Mercados Turísticos y Competitividad, OMT
La pasada semana celebramos en San Sebastián el 8º Foro Mundial de Turismo Gastronómico de la OMT, en colaboración con el Basque Culinary Center (BCC). Un evento desarrollado con el objetivo de promover el intercambio de experiencias entre expertos en turismo y gastronomía, identificar buenas prácticas y promover el turismo gastronómico como factor de desarrollo de los destinos.
Bajo el turismo gastronómico, se despliega un concepto fascinante que nos invita a explorar la esencia de la cultura de un país a través de sus sabores y aromas. Este enfoque nos sumerge en la autenticidad de la cultura local, ofreciendo la oportunidad de descubrir no solo nuevos sabores, sino también texturas y aromas que encapsulan la riqueza de tradiciones culinarias únicas. Viajar se convierte así en una travesía sensorial, donde cada destino revela sus secretos gastronómicos, conectando a los viajeros con la identidad profunda de cada lugar.
Los viajeros no solo quieren probar platos locales, sino también participar en clases de cocina y explorar mercados tradicionales. La preferencia por ingredientes locales y prácticas éticas es clara, al igual que el papel crucial de la tecnología para buscar y compartir experiencias culinarias. Además, la fusión de la gastronomía con otras expresiones culturales, como el arte y la música, está en aumento, ofreciendo a los turistas una experiencia única y multisensorial. En resumen, las tendencias actuales en turismo gastronómico reflejan un deseo creciente de autenticidad, sostenibilidad y exploración de las conexiones entre la comida, la cultura y la comunidad local. Según una encuesta de American Express los viajeros consideran el comer y comprar en negocios locales como la actividad con mayor impacto en las comunidades visitadas.
El turismo gastronómico ha emergido en los últimos años como una poderosa herramienta de desarrollo económico local, fusionando la riqueza cultural y la preservación medioambiental. La clave radica en entender que la gastronomía no es solo un atractivo culinario, sino un vínculo intrínseco con la identidad de una región. Para atraer turismo y capital, es esencial explotar sabiamente los recursos gastronómicos locales.
1. Identificación y Valorización de Recursos Locales - el primer paso hacia el turismo gastronómico sostenible es reconocer y valorar los recursos culinarios propios de una región. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, España es el primer exportador mundial de aceite de oliva, con unas exportaciones que suponen en torno al 65% de su comercialización total., destacando la importancia de poner en valor los productos locales. Ejemplos como la promoción del aceite de oliva en Andalucía o el queso manchego en La Mancha resaltan la necesidad de preservar y promover estos productos.
2. Colaboración entre Sectores: - la conexión entre agricultores, productores, chefs y empresarios turísticos crea sinergias que impulsan el turismo gastronómico. Durante el año 2022 se registraron casi 2,5 millones de visitantes, una cifra que supone un 58% más que durante el 2021 y una recuperación del 80% tras el parón de todo el sector turístico provocado por la pandemia, un dato que destaca cómo la colaboración puede traducirse en cifras tangibles de crecimiento económico local. Las Directrices para el desarrollo del turismo gastronómico publicadas por la OMT y el Basque Culinary Center marcan el cuadro de esta colaboración y del desarrollo de destinos gastronómicos.
3. Desarrollo de Experiencias Auténticas - el turismo gastronómico se alimenta de experiencias genuinas: más allá de la degustación de platos locales, se trata de involucrar a los turistas en la historia de los alimentos. En este sentido, las bodegas y tierras de vino se posicionan como elementos receptores para que las personas se empapen de la cultura regional y aprendan más sobre el vino, su elaboración, sabor, historia, y más.
4. Sostenibilidad Ambiental y reducción - La OMT, en el marco del Programa de Turismo Sostenible de One Planet ha elaborado una Hoja de ruta mundial para la reducción del desperdicio de alimentos en el sector turístico. El objetivo es concienciar a los agentes del turismo de las oportunidades que se derivan de una gestión más sostenible y circular de los alimentos, prestando especial atención a abordar el desperdicio. La Hoja de ruta indica cómo puede contribuir el sector turístico a alcanzar la meta 12.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que aspira a reducir a la mitad los desperdicios de alimentos en el mundo para 2030. La Hoja de ruta ofrece un marco de acción para acelerar la reducción del desperdicio de alimentos en el turismo, además de brindar ideas prácticas y orientaciones al sector, y especialmente a los prestadores de servicios de alojamiento y a las líneas de cruceros para que aumenten la escala de su impacto.
5. Digitalización y Promoción - La era digital desempeña un papel crucial en la promoción del turismo gastronómico. Plataformas en línea y redes sociales permiten la difusión de las delicias culinarias locales.
6. Formación y Empoderamiento Local - El desarrollo sostenible requiere la participación activa de la comunidad local. En España son cada vez más los programas de formación en turismo enológico, como el que ofrece la Rioja Wine Academy, el Máster en Turismo Enológico de la Universidad de la Rioja o el Máster en Sumillería del Basque Culinary Center.
7. Gastronomía y desarrollo rural - Las áreas rurales al redor del mundo sufren varios retos incluyendo las despoblación, niveles de desarrollo desiguales y el acceso a servicios. Según Naciones Unidas, en 2050 el porcentaje de personas que vivirán en zonas rurales será menos de la mitad que en 1950. El turismo y en especial el turismo gastronómico puede ser un motor de desarrollo rural y oportunidades.
La Gastronomía como Imán Turístico y Motor Económico Local
La atracción de visitantes a través de la gastronomía se ha convertido en un fenómeno en constante crecimiento, con cada vez más turistas seleccionando destinos motivados por la riqueza culinaria que ofrecen. Según una encuesta de American Express, actividades como comer y comprar en pequeños comercios son percibidas como contribuciones significativas a las comunidades locales por parte de los turistas. Esta conexión entre la gastronomía y los productos locales no solo brinda placer al paladar, sino que también se revela como una poderosa herramienta para generar empleo, preservar y promover la cultura, así como para combatir la despoblación en diversos territorios.
En este contexto, la Organización Mundial del Turismo (OMT) se embarca en un esfuerzo integral. Trabajamos en estrecha colaboración con los actores clave en los ámbitos de la gastronomía y el turismo, promoviendo un enfoque holístico, un planteamiento 360. Reconocemos que la unión de estas fuerzas no solo intensifica la atracción de visitantes, sino que también impulsa el desarrollo local, fortaleciendo las economías regionales y creando una sinergia beneficiosa para todos los involucrados. La gastronomía no es simplemente un elemento en la lista de actividades turísticas; es una fuerza transformadora con el potencial de dar forma positiva a los territorios y comunidades.
El turismo gastronómico se convierte en una herramienta valiosa para resaltar los recursos locales, impulsar el comercio de productos regionales, generar una economía adicional y fortalecer tanto nuestra cultura como el territorio. Pero lo más fascinante es su capacidad para atraer a turistas que eligen quedarse más tiempo en el destino, motivados por las diversas actividades que ofrece, y que, además, están dispuestos a gastar hasta un 30%.