Los motivos para viajar alrededor del mundo van más allá de conocer nuevas culturas, paisajes o monumentos. Cada vez son más las personas que deciden sus destinos inspiradas por series de televisión o películas, que buscan probar y disfrutar la gastronomía de ciertos lugares o que deciden sus vacaciones en función de los eventos deportivos o para practicar una disciplina.
"Los motivos clásicos para hacer turismo siguen ahí, intactos. Lo que ocurre es que, a esos, se han sumado los viajes con propósitos muy concretos o monotemáticos, fruto de un mayor acceso a la información o a las redes sociales por parte de los propios viajeros", apunta Jorge Espinós Gozálvez, cofundador y director general de VB Group.
Diferentes estudios internacionales señalan que el 30% de los turistas visita un lugar por haberlo visto a través del cine o de la televisión. Se trata del turismo cinematográfico o cineturismo, cuando las películas y las series inspiran los viajes de muchas personas para conocer los lugares donde sus actores preferidos o admirados han rodado distintas escenas.
Así, el auge del set-jetting o viajar a destinos donde se grabaron piezas audiovisuales es un hecho. Según un informe de American Express, el 70% de los encuestados de la generación Z y la generación millennial indican que se han inspirado para visitar un destino después de verlo en un programa de televisión, en las noticias o en una película.
En España, los amantes del séptimo arte pueden reconocer escenarios de películas internacionales de norte a sur. Durante los años 60 y 70 el desierto de Almería fue el escenario de algunas de las secuencias de clásicos como Lawrence de Arabia, El bueno, el feo y el malo o Indiana Jones y la última cruzada. Y es que la provincia andaluza tuvo una gran influencia en el desarrollo del cine del oeste europeo, el conocido como spaghetti western.
El turismo de pantalla también llega a Sevilla, donde entre otras, la escena más reconocida que se filmó en la Plaza de España de la ciudad fue la de Star Wars episodio II: El ataque de los clones. Esta localización sevillana fue elegida por George Lucas para dar vida a Theed, capital del planeta Naboo. Por su parte, James Bond, agente secreto 007, también estuvo en Bilbao y Cádiz y Loarre (Huesca) fue la localización escogida por Ridley Scott para El reino de los cielos.
Las series también mueven al turismo. Juego de Tronos, una de las más vistas de la historia, escogió diversas localizaciones españolas para grabar sus escenas, que se han convertido en lugar de peregrinaje para los seriéfilos. Los datos de Google Trends indicaron que búsquedas como Lugares de rodaje de Juego de Tronos en España se dispararon un 300%. Desde Andalucía hasta el País Vasco, pasando por Cataluña, Navarra, Extremadura, Aragón, Castilla-La Mancha o Comunidad Valenciana sirvieron de escenario.
Entre ellos, el Real Alcázar de Sevilla acogió el Reino de Dorne en la ficción, la plaza de toros de Osuna, en la misma provincia, dio vida a la arena de combate de Meereen y el puente romano de Córdoba fue el puente largo de la ficticia Volantis. Girona, cuyo centro se transformó en el Braavos que recorre Arya Stark, también convirtió su catedral en el Gran Septo de Baelor y Cáceres pasó a ser Desembarco del Rey. El verdadero linaje de Jon Nieve se desveló en el Castillo de Zafra, en Guadalajara. Por su parte, San Juan de Gaztelugatxe (Vizcaya) fue uno de los decorados de Rocadragón. La popularidad del lugar llegó a tal que en el verano de 2019 recibió más de 380.000 visitas, lo que obligó a las autoridades a tomar medidas de regulación y limitación de aforo.
En Canarias se grabó The Witcher, de Netflix, donde el bosque mágico de Brokilón es el bosque de Tilosen en Tenerife y la Isla de Thanedd corresponde a la costa de Garafía en la isla de La Palma.
Pero el sello nacional también deja su impronta en el turismo. Leitza (Navarra) fue una de las localizaciones principales de la película española más taquillera de la historia, Ocho apellidos vascos, que obtuvo una recaudación que supera los 56 millones de euros. También dieron vida al pueblo de Argoitia Getaria y Zumaia. Esta última alberga la ermita de San Telmo, donde se celebró la boda entre los protagonistas. Con el tirón de esta comedia, que se estrenó en marzo de 2014, en agosto de ese mismo año las visitas turísticas aumentaron un 30% en dichas zonas.
La serie Doctor Mateo protagonizada por Gonzalo de Castro y Natalia Verbeke hizo que Lastres (Asturias) se convirtiera en San Martín del Sella entre 2009 y 2011 y, desde entonces, el pueblo cuenta con una ruta sobre dicha ficción para visitar la casa del médico o la taberna. Valdelavilla, conocido en la ficción como Peñafría, fue el escenario de la serie El Pueblo. Esta despoblada aldea de la provincia de Soria se ha convertido en un lugar de peregrinaje para los seriéfilos que quieren, además, disfrutar de turismo rural con rutas y estancias en los enclaves más característicos de la serie.
Las producciones audiovisuales dejan un impacto en los territorios elegidos, ya que tienen un efecto en la economía local durante el rodaje, posterior al mismo, algo que la industria sabe y ofrece rutas o paquetes de viaje para fomentar las visitas a dichos lugares, y en la imagen y reputación del destino.
Viajar por los sabores
Descubrir nuevos sabores, disfrutar de los mejores restaurantes o conocer los lugares a través de sus comidas típicas hacen de la gastronomía un segmento muy valorado por parte de los turistas. De hecho, las cifras de la Organización Mundial del Turismo (OMT) indican que más de un tercio del gasto de un turista está dedicado a la comida.
Así, planificar un viaje con el objetivo de probar la cocina del lugar o realizar actividades relacionadas con la comida se considera turismo gastronómico. El crecimiento de la demanda de este tipo de viajes ha salido reforzado tras la pandemia sanitaria, tanto es así que nueve de cada diez viajeros españoles realizan escapadas gastronómicas, según indica el IV Estudio de demanda de turismo gastronómico en España, elaborado por la consultora turística Dinamiza.
Además, un 20,5% de los viajeros nacionales frecuentes pueden ser considerados turistas gastronómicos puros, es decir, uno de cada cinco turistas selecciona su destino y viaja con la motivación principal de disfrutar de la gastronomía y realizar distintas actividades gastronómicas. Según el estudio, los destinos favoritos de los españoles para sus viajes gastronómicos son País Vasco, Andalucía y Galicia.
Nueve de cada diez viajeros realizan escapadas gastronómicas
Las rutas gastronómicas forman parte de este turismo. Se trata de itinerarios con destinos de interés que ofrecen productos, servicios y actividades donde el principal atractivo es el patrimonio gastronómico. España es el tercer país con más Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas de la Unión Europea, con más de 200 productos. Queso, jamón, aceite (oleoturismo), cocido, vino (enoturismo), productos del mar... Diversas son las comidas que degustar a lo largo y ancho de nuestra geografía y que, además, permiten conocer gran parte del territorio.
También se pueden organizar rutas gastronómicas guiadas por las estrellas, las de Michelín, eso sí, puede que estas no sean aptas para todos los bolsillos. Según la última edición, España tiene en la actualidad un total de 310 estrellas Michelin repartidas en 250 restaurantes. Así, el seguimiento de estos galardones nos permitirá viajar por todas las comunidades autónomas del país.
Turismo deportivo
Viajar a un destino con la intención de involucrarse o o participar en una actividad deportiva es otra de las formas de hacer turismo. De este modo, el turismo deportivo incluye la asistencia a eventos, la práctica de un deporte o visitar famosas atracciones turísticas relacionadas con el deporte, como el estadio olímpico en Grecia.
Según un estudio elaborado por Allied Market Research, la industria del turismo vinculado al deporte a nivel mundial crecerá de media un 16,1% anual entre 2021 y 2030, un sector que moverá 1,8 billones de dólares, cinco veces más de lo generado en 2020. Y es que los grandes eventos, como los Juegos Olímpicos, campeonatos de fútbol o torneos de tenis, se han convertido en importantes atracciones turísticas en sí mismas.
La industria del turismo deportivo crecerá un 16,1% anual entre 2021 y 2030
"Donde más valor podemos aportar es organizando un paquete completo de viaje incluyendo las entradas a un evento, que son difíciles de conseguir", apunta el director general de VB Group -empresa que ofrece una cobertura de 360 grados dentro de la industria del turismo, entre los que se encuentran viajes y eventos deportivos a nivel mundial-.
La consultora Deloitte estimó que la última final de la UEFA Champions League generó en Estambul un impacto económico de 200 millones de dólares, tomando en cuenta diferentes factores para el cálculo como el gasto de los turistas en alojamiento, transporte, alimentación y actividades recreativas así como la inversión en infraestructura y servicios relacionados con el evento.
"A medida que viajar se ha ido democratizando, el turista se ha ido volviendo más sofisticado, y por tanto sus motivos para viajar. Eso ha generado nichos de negocio que no estaban cubiertos y que requieren mucha especialización", apunta Espinós. El experto espera una demanda creciente de viajes con el foco puesto en experiencias, eventos deportivos o espectáculos: "Con un turista cada vez más viajado y sofisticado, el transporte y el alojamiento, al menos el estándar, pasa a ser un commodity. Y cobra más relevancia la experiencia en destino".