
La banca digital dispara casi un 22% la captación de clientes con las subida de tipos gracias a una estrategia de remuneración del ahorro más generosa que la de los grandes bancos tradicionales. De hecho, firmas digitales como Self Bank, ING o Evo tienen depósitos que se acercan o incluso superan el 3%. Por el contrario, solo CaixaBank se ha animado entre la banca tradicional a entrar en esta batalla, aunque con un producto con una ganancia mucho menor, de solo el 2%. Por si fuera poco, los otros cinco grandes (Santander, BBVA, Sabadell, Bankinter y Unicaja) ni siquiera tienen en su catálogo para particulares una oferta de depósitos.
Directamente este producto ha desaparecido de sus escaparates de cara al público debido al escaso atractivo que genera su retribución que en la mayoría de los casos no alcanza el 1%. Un retorno que las propias entidades no tienen visos de subir en gran medida. De hecho, el sector estima que, aunque se hagan ofertas puntuales, pagará un máximo del 40% del euríbor en 2024. Un porcentaje que se traduce en una tasa de interés de entre el 1,3% y el 1,5%. Una limitada retribución que evidencia que los bancos no requieren embarcarse en una guerra por el pasivo. Para empezar y al contrario de lo ocurrido en 2008, las entidades nadan en liquidez de la que además obtienen la rentabilidad que el BCE paga por custodiar dicho exceso de capital. Tampoco debe olvidarse que la competencia actual es escasa tras la fusión de las cajas de ahorro. Y por si fuera poco la banca debe cubrirse de la previsible alza de la morosidad provocada por las subidas de tipos y la ralentización de la economía. Por todo ello, los depósitos están abocados a una muy lenta mejora de su rentabilidad, que llevará al inversor conservador a apostar aún más por la deuda.