El largo periodo de tipos de interés en mínimos pasó factura a la renta fija que durante años arrojaba rentabilidades iguales a cero o negativas. Pero las alzas de tipos del BCE para hacer frente a la inflación han cambiado el escenario. Ahora la deuda no solo ofrece retornos jugosos, sino que, además, se permite el lujo de competir con los dividendos de la bolsa. Un buen ejemplo de ello es España, con el bono a diez años al 3,86%, que es solo 80 puntos básicos menos que la rentabilidad por dividendo estimada para el Ibex en 2023. Un dato que evidencia que el actual es un momento histórico para la renta fija. Además, las perspectivas para este mercado no pueden ser mejores en un contexto en el que los tipos se mantendrán altos durante un tiempo prolongado en la UE.