Puigdemont fijó sus líneas para abrir negociaciones a la investidura de Pedro Sánchez. Aseguró que solo se sentará a la mesa con el PSOE si se otorga la amnistía a los encausados por el procés y se reconoce la legitimidad democrática del independentismo. En otras palabras: Puigdemont pretende que su intento de romper España el 1-O no tenga consecuencias judiciales y, además, reclama un nuevo referéndum. Unas condiciones a todas luces inaceptables que no solo supondrían una burla a la Justicia sino también dar rienda suelta a que Puigdemont vuelva a intentar que Cataluña se independice de España. Por desgracia, la visita de Yolanda Díaz a Bruselas de esta semana evidencia que no debe descartarse que Sánchez llegue a aceptar el chantaje que el prófugo exige.