El expresident de la Generalitat Carles Puigdemont fija sus líneas para abrir negociaciones a la investidura del líder socialista, Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. En un acto en Bruselas, el catalán ha establecido sus condiciones para sentarse en la mesa de negociación que pasan por el abandono de la vía judicial, amnistía para los encausados por el 'proces', el reconocimiento de la legitimidad democrática del independentismo y un mecanismo de supervisión de los compromisos. En directo | Sigue en directo el última hora de la investidura para formar gobierno.
Ha sido en un discurso ante algo menos de un centenar de personas que Puigdemont ha establecido sus condiciones para que esos siete diputados de Junts x Catalunya, clave en el proceso de investidura de Pedro Sánchez, respalden al líder socialista. Pero antes de sentarse a negociar reclama amnistía en el Congreso, que se establezca la figura de una suerte de medidor que supervise de que se han cumplido los compromisos, que las negociaciones sean a puerta cerrada y la promesa de un referéndum sobre la mesa, explican fuentes del entorno de la formación política.
En la lista planteada por Puigdemont, que huyó de la justicia española a Bélgica en 2017 tras el referendum del 1 de Octubre y la declaración unilateral de independencia, figura que la Fiscalía y la Abogacía del Estado abandonen la vía judicial contra las causas delictivas del procés. Considera que "el 1 de octubre no ha sido un delito, como tampoco lo ha sido la declaración de independencia y las protestas masivas contra la represión", ha señalado.
Entre las demandas de los independentistas figuran una "ley de amnistía" para los encausados por el procés de incluya el amplio espectro de la represión iniciada desde antes de la consulta del 9 de noviembre de 2014". Es así como, ha puesto sobre los hombros del Gobierno en funciones la responsabilidad de "reparar una injusticia".
Y para supervisar los compromisos adquiridos, el expresident de la Generalitat ha demandado la creación de un mecanismo de "mediación y verificación que aporte las garantías de cumplimiento y seguimiento de los acuerdos de los dos grandes partidos políticos españoles". Es decir, una suerte de figura mediadora o supervisora del cumplimiento de los pactos alcanzados ya que, ha justificado, la "falta de confianza entre las partes" hace imprescindible la creación de este mecanismo desde el inicio de las negociaciones.
En la lista de compromisos ha inscrito, por último, el "reconocimiento y respeto a la legitimidad democrática del independentismo". Se ha referido a los objetivos de inteligencia de los cuerpos policiales y ha acusado al "Estado español" de espiar, infiltrar y fabricar montajes para proceder a detenciones sin fundamento" para "paralizar" la movilización ciudadana por el independentismo.
Si estas son las bases del expresident de la Generalitat para sentarse a la mesa de negociación, Puigdemont ha querido ir un paso más allá y ha condicionado el respaldo a la investidura a una promesa de referéndum de autodeterminación en Cataluña. Una condición para la cual habría más margen de negociación, hasta noviembre.
Concretamente, el líder independentista ha reclamado un "referéndum acordado con Estado español" como único sustituto posible para el "mandato político del 1 de octubre". Ha insistido en que no existen "impedimentos constitucionales" para organizar este referéndum sino "una falta de voluntad política".
"No hemos aguantado la posición todos estos años para acabar salvando una legislatura sino para defender el encargo recibido de los ciudadanos", ha dejado claro Puigdemont al cierre de un discurso en el que ha enfatizado que en veinte días comenzará la cuenta atrás para el nombramiento del presidente del Gobierno. Un proceso en el que España tendrá que decidir si "vive en el bloqueo" o si "pacta".
De escoger la segunda vía, se trataría de un "acuerdo histórico" en palabras del líder independentista, que cuestionó si los "dos grandes partidos españoles están preparados para negociar" o "sencillamente quieren salir del paso y obtener, como, sea el apoyo parlamentario". Descartando una solución a modo de "parche", lo que ansía Puigdemont es un "compromiso histórico" a un "dilema de resolución compleja".
Así el primer paso para los independentistas sería identificar los elementos del conflicto, entre los que el expresident se refirió a "la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut, la criminalización del hecho histórico el 1-O, una respuesta legítima del pueblo, la consulta de 2014, el Pacto Fiscal, el referéndum, el cambio de sedes empresariales motivado por un decreto que sigue vigente, la aplicación salvaje del 155 para intervenir el autogobierno".