Opinión

¿Una paradoja?

  • La elección de Francina Armengol como presidenta de las Cortes ha traído consigo unas pequeñas cesiones para los golpistas
Fotografía de Francina Armengol.

Hace unos días Josep Borrell, el Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, ha dicho que por ser el jefe de la diplomacia europea no participa en el debate político nacional. Eso no le ha impedido señalar en El País "la paradoja que existe en que la formación del Gobierno de España dependa de alguien que dice y repite que la gobernabilidad de España le importa un carajo". Decirlo está bien, pero se echa de menos más rotundidad. Quizá no interesa en plena negociación de Pedro Sánchez con el fugado Puigdemont. Sé bien lo que piensa Borrell de esta pandilla de tarados constituida en catalinos, él, que es uno de los catalanes más valiosos que yo he conocido, una persona de inteligencia superior, un profesor de primera categoría y un hombre en quien se puede confiar.

Sé que la palabra paradoja es más que suave respecto a lo que él piensa del separatismo catalán que, con la ayuda de Sánchez, no sé lo que pretende, pero me temo que el ataque contra la derecha extrema y la extrema derecha lo que quiere es destruir la Constitución española y, por lo tanto, acabar con la Transición democrática que trajo los mejores años de nuestra historia reciente, gracias a los acuerdos entre la izquierda y la derecha. Para hacer boca, la elección de Francina Armengol como presidenta de las Cortes ha traído consigo unas pequeñas cesiones para los golpistas. Solicitar a Bruselas que gallego, catalán y vascuence sean de uso corriente en la Eurocámara; que asimismo las tres lenguas sean incorporadas a las Cortes nacionales y que se abra una comisión para investigar lo que denomina 'cloacas' del Estado y los atentados de las Ramblas, perpetrados según la teoría conspiranoica del secesionismo tanto por el CNI como por elementos varios del aparato del Estado español.

Pero volvamos a la palabra de Borrell: paradoja. ¿Qué dice el diccionario acerca de esa palabra? "Figura que consiste en emplear expresiones que, aparentemente, envuelven contradicción". Pues eso, contradicción. Pero colocar al tal Puigdemont en el centro de la vida política es algo más que una paradoja. Es un peligro para la supervivencia democrática de España. Porque, en palabras de José Alejandro Vara, "el segundo paso viene antes de la investidura, y pasa indefectiblemente por la amnistía, que nada tiene que ver, aunque los bolaños pretenden asimilarla, con los indultos. La amnistía no consiste en perdonar la sentencia sino en borrar el delito, esto es, dejar jurídica y políticamente sentado que los golpistas fueron condenados por tribunales ilegítimos, en cumplimiento de unas leyes ilegales que fueron aprobadas por un Parlamento espurio e impulsadas por un Gobierno apócrifo, bastardo advenedizo y fuera de la ley".

Conviene recordar que los separatistas catalanes y vascos lo que quieren es cargarse de una vez por todas el régimen surgido con la Transición y la Constitución del 78, así como las leyes que de ellas emanaron y el edificio del Estado de Derecho levantado tras el franquismo. Acabar con ese edificio es acabar con la convivencia entre españoles, digan lo que digan esos impresentables sanchistas que sólo saben aplaudir con las orejas a su jefe.

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