Opinión

De la política económica al Estado económico

  • China desafía la cooperación mundial con su capitalismo de Estado
  • Los foros globales son sustituidos por acuerdos bilaterales
  • Desde la invasión rusa se han duplicado los proyectos criptomonedas
Foto: Reuters

El creciente interés por la geoeconomía refleja el paso de un diseño de la política económica basado únicamente en principios y objetivos económicos, a políticas de diplomacia económica que pretenden promover objetivos de política exterior. En la práctica, esto supone un retroceso tanto en el diseño óptimo de las políticas económicas como en la cooperación económica internacional.

El declive de la cooperación mundial comenzó con la emergencia económica de China a principios de la década de 2000. China ha desafiado la hegemonía mundial y ha presentado un modelo económico alternativo, el del capitalismo de Estado.

Desde entonces, la cooperación mundial se ha visto aún más socavada por una serie de crisis: la crisis financiera mundial, la pandemia y, más recientemente, la crisis energética desencadenada por la invasión rusa de Ucrania. Las respuestas políticas reflejan cada vez más los instintos proteccionistas, en lugar de los principios de competencia y apertura.

Desde aranceles comerciales hasta sanciones financieras y políticas industriales diseñadas por el Estado, el objetivo es impedir la entrada de agentes económicos extranjeros en el país.

Durante la presidencia de Trump, los aranceles sobre el acero y el aluminio impuestos a las importaciones a Estados Unidos procedentes de Europa provocaron un conjunto de aranceles de represalia sobre determinados productos estadounidenses importados en Europa, incluidas las motocicletas Harley Davidson y el whisky bourbon. Estos aranceles siguen vigentes y las dos jurisdicciones no han encontrado la manera de levantarlos. La diplomacia económica es aceptable incluso entre afines.

Las sanciones que la UE y EE.UU. (entre otros) impusieron a Rusia en 2022 supusieron que muchas multinacionales perdieran el acceso al mercado ruso. Los topes de precios han desempeñado un papel similar, con el objetivo de reducir los ingresos petroleros de Rusia.

Del mismo modo, la congelación de los activos del banco central ruso que estaban depositados en instituciones financieras de la UE, y recientemente el intento de utilizar esos activos para generar un rendimiento que ayude a cubrir las necesidades de financiación de Ucrania, son medidas económicas que sirven a objetivos de política exterior.

Aunque algún día se levanten estas sanciones, es probable que los controles a la exportación ocupen su lugar. Mientras tanto, tanto Estados Unidos como la UE utilizan el control de las exportaciones para proteger sectores críticos.

La última incorporación a las herramientas económicas de los Estados son las monedas digitales. Desde la invasión rusa de Ucrania, se ha duplicado el número de proyectos de monedas digitales para pagos transfronterizos, conocidas como monedas digitales de bancos centrales mayoristas. Los países buscan formas de eludir el sistema de pagos actual, que depende en gran medida del dólar y el euro, y por tanto también de eludir las sanciones.

La demostración más llamativa de cómo el arte de gobernar la economía ha pasado a ocupar un lugar central es el énfasis que los países están poniendo en el diseño de nuevas políticas industriales. Las tres grandes jurisdicciones comerciales, EE.UU., China y la UE, tienen políticas sobre tecnologías críticas y ecológicas y/o materias primas críticas que pretenden proteger lo que es nacional en un esfuerzo por ser más autosuficientes.

¿Cuánto cuesta esto, ya sea directamente en términos de mayores costes para los consumidores, o indirectamente al perderse grandes innovaciones tecnológicas que tienen lugar fuera de las propias fronteras? Y lo que quizá sea más importante, ¿Cómo afecta esto a la cooperación mundial y, con ella, a la capacidad de proporcionar bienes públicos mundiales?

Los foros multilaterales globales, como la Organización Mundial del Comercio, están siendo sustituidos por acuerdos bilaterales, a través de los cuales las economías afines acuerdan promover la autosuficiencia y excluir a otras. Los que no piensan como ellos son excluidos y abandonados a su suerte en un círculo vicioso de fragmentación y división.

El mayor reto de nuestra generación es, con diferencia, el cambio climático. Pero no se resolverá a menos que todos lo solucionemos. Y, sin embargo, la tendencia actual de la política económica es excluir a los demás, en lugar de trabajar juntos para conseguir resultados económicos de la forma más rápida, barata y eficaz. ¿Cuál es el objetivo final de la política económica?

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