
El índice Nasdaq 100 cerró el mes pasado el mejor primer semestre de su historia, mientras el S&P 500 se situó en su mejor cota desde 2019. Ante unos resultados tan sobresalientes, es comprensible que haya inversores que sientan vértigo ante el futuro que les pueda deparar el mercado estadounidense y sientan deseos de vender. Conviene, no obstante, que eviten la precipitación observando la evolución de macroeconómica de la primera potencia mundial. Todos sus indicados, con el PIB creciendo un 2% en el primer trimestre, muestran una fortaleza que ni siquiera las futuras alzas de tipos de la Fed truncarán. Por tanto, es pronto para decir que la bolsa estadounidense tocó techo, sobre todo ahora que el Dow Jones está en condiciones de superar los 34.700 puntos.