Opinión

Los tipos de 'Madame Christine'

  • Para el BCE y los burócratas de Bruselas los ciudadanos y su sufrimiento no importan
  • La mejora del PIB en España no es crecimiento sino rebote tras sufrir la mayor caída de las economías desarrolladas
  • La economía española está dopada por el impulso del turismo que enmascara el parón del resto de sectores
La presidenta del BCE, Christine Lagarde. EP
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¡Quelle erreur cette énorme erreur! Lo escribo así en francés a ver si de esta forma se entera la señora Lagarde, doña Christine, y con ella el resto de la cúpula del Banco Central Europeo (BCE), y empiezan a considerar que se están equivocando en su ortodoxa obstinación de insistir en la receta de continuas subidas de los tipos de interés para reducir las tasas de inflación, sin conseguir el objetivo, o al menos en los niveles deseados, mientras arrastra a las economías europeas a la recesión y condena al empobrecimiento a los ciudadanos del Viejo Continente.

Claro que para el BCE y los burócratas de Bruselas los ciudadanos y su sufrimiento no importan, lo que importan son la ortodoxia y las reglas fiscales, como explicaba un alto funcionario de la Comisión Europea durante las políticas del austericidio en los momentos más duros de la anterior crisis financiera.

Ortodoxia recalcitrante, inflexibilidad y una ausencia total de contacto con la economía real que han llevado a Madame Lagarde, fiel catecúmena de ese antecesor suyo, Jean Claude Trichet de infausta memoria, a subir los tipos de interés al 4%, el octavo aumento consecutivo, amenazando con nuevas subidas en verano, justo cuando Eurostat anunciaba que la Unión Europea entraba oficialmente en recesión al registrar un crecimiento negativo del -0,1% por segundo trimestre sucesivo.

Una receta esta de encarecer el precio del dinero que, como dice sabiamente nuestro refranero, es peor remedio que la enfermedad. Porque, cómo hemos reiterado desde estas mismas líneas en ocasiones precedentes, en el caso que nos ocupa hoy en Europa y en España es evidente que tras la fuerte desaceleración de las economías derivadas del COVID y de la invasión de Ucrania y aderezadas por los graves problemas de suministro de materias primas y productos intermedios, estamos ante un caso claro de inflación de costes. O lo que es lo mismo, que la escalada de los precios no se produce por un exceso de demanda sino por el encarecimiento de los costes de producción, energéticos, de transportes, salariales y por un incremento abusivo de los impuestos y las cotizaciones.

Madame Christine, se lo digo también en su idioma materno, nous sommes dans un cas clair d'inflation de l'offre due à l'inflation des coûts. Un caso singular en el que aplicar medidas indiscriminadas de alzas en los tipos de interés para restringir el dinero en circulación de las empresas y particulares, elevando también el precio de las hipotecas y los créditos, dañando la capacidad de las empresas para financiar su actividad, induce a provocar caídas del consumo y la inversión con las consiguientes repercusiones negativas sobre la producción y el empleo que terminarán por provocar una recesión más larga y profunda, con la consiguiente destrucción de puestos de trabajo y el aumento de los niveles de pobreza. O, si lo prefiere en la lengua de Molière, elever les taux dans ce contexte va encore contracter la consommation, retarder les investissements et détériorer le marché du travail.

Recesión que, digan lo que digan las cifras de la macroeconomía, amenaza también directamente a España, donde la evolución al alza del PIB, no es crecimiento sino rebote tras sufrir la mayor caída de las economías desarrolladas por la gestión de la sociedad Sánchez&Calviño, además de que el impulso del turismo está enmascarando el parón de los demás sectores productivos.

Y para muestra dos botones claves para el correcto revestir de nuestra economía: la cifra de negocio registró en abril una caída histórica 8,1% en comparación con el mismo mes de 2022, tasa que supone el mayor descenso en más de dos años y el peor comportamiento tras 25 meses seguidos con resultados expansivos. Siendo la mayor caída la sufrida por los bienes intermedios, que indican una caída en la demanda de las empresas para producir los productos finales al consumo.

Un consumo individual que en España cerró el último ejercicio en quince puntos por debajo de la media de la UE, con datos de Eurostat, la cifra más baja desde que comenzaron los registros de este indicador hace casi 30 año, y que en román paladino supone que el nivel de vida de los españoles es hoy un 15% inferior a la media de nuestros socios europeos. Y a esto es lo que Sánchez y sus chicas de la economía llamar ir como una moto. Nos lo expliquen.

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