Las profesoras Mitchell y Hurwitz afirman que, como muchas personas no llegan a comprender cuanto van a vivir después de la jubilación, toman decisiones económicamente poco óptimas cuando son más jóvenes. Aunque se cree que la mayoría de la población estadounidense está preparada económicamente para esta etapa de la vida, la realidad es que mucha parte de ella se retira demasiado pronto y no ha ahorrado lo suficiente para cubrir los gastos que enfrenta en esta etapa. Esto ha sido comprobado a través de un estudio que se basó en un experimento aleatorio controlado con 1.764 encuestados mayores de 50 años. En ese estudio las autoras descubrieron que el 57% de la población analizada se arrepiente de no haber ahorrado más.
El estudio también identificó a los grupos de personas más propensas a sentir arrepentimiento financiero. En este sentido, las mujeres, las personas con un nivel educativo más bajo y las personas de menor riqueza e ingresos familiares eran más propensas a lamentar sus decisiones financieras. En ese sentido, las consecuencias de no haber ahorrado lo suficiente para la jubilación pueden ser graves y duraderas. Además de afectar al bienestar financiero, puede impactar en la calidad de vida y autonomía en la vejez. Las personas mayores que no han ahorrado lo suficiente para la jubilación pueden tener que depender de otras para satisfacer sus necesidades básicas, como el cuidado de su salud y la vivienda, lo que puede limitar su capacidad para tomar decisiones y controlar su propia vida, que genera un sentimiento de frustración y pérdida de independencia.
A pesar de que esta situación afecta a muchas personas mayores, hay motivos para el optimismo. El estudio realizado ha demostrado que proporcionar información objetiva sobre la esperanza de vida y otros datos financieros puede ser una herramienta útil para prevenir esta situación. El conocimiento sobre las probabilidades de vivir más años duplicó el arrepentimiento expresado por no adquirir seguros y planes de pensiones a largo plazo, lo que sugiere que las personas pueden estar más dispuestas a planificar su futuro financiero si comprenden mejor sus probabilidades de vivir más años y las necesidades financieras que enfrentarán en el futuro.
De hecho, una de las principales razones por las que las personas mayores terminan arrepintiéndose es porque tenían percepciones inexactas acerca de la longevidad cuando tomaron decisiones clave sobre ahorros, reclamación de prestaciones y seguros.
Esto sucede también en España y otros países de nuestro entorno. En otros estudios realizados antes de la pandemia, el banco HSBC muestra que el 75% de las personas jubiladas encuestadas reconoce que no podrá cumplir sus objetivos tras la jubilación, y la firma de inversiones Schroders señala que tres cuartas partes de la población española jubilada desearía haber ahorrado más para la jubilación; en Europa ese porcentaje es del 52% y a escala mundial del 66%. Incluso países que son referentes mundiales en sistemas de pensiones, como Canadá, Suiza, Dinamarca, Suecia o Países Bajos tienen tasas de arrepentimiento del entorno del 50%, lo que significa que el problema es claramente generalizado en todo el mundo.
Proporcionar información objetiva y precisa sobre la esperanza de vida y otros datos financieros puede ser una herramienta efectiva para ayudar a las personas mayores a tomar decisiones informadas sobre su futuro financiero y reducir la posibilidad de arrepentimiento en el futuro.
Una manera de preparar a las personas para la jubilación es impartir más educación financiera, ya desde la escuela, y luego en el lugar de trabajo. La otra, y que se ha demostrado como la más efectiva en el mundo, es el uso de las ciencias del comportamiento, que tratan de entender por qué las personas no ahorran y cómo se puede solucionar. Los sistemas que automatizan el ahorro, que lo hacen fácil y posible en el siempre complejo presupuesto personal, son los que se han comprobado que tienen mejores resultados.
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