Tras finalizar la consulta pública, Bruselas decidirá en verano si las grandes tecnológicas deberán invertir en redes. Una aportación que con toda lógica reclaman las telecos europeas.
No en vano, las plataformas estadounidenses y asiáticas de internet y las firmas de streaming acaparan el 60% del tráfico y son ajenas a los desembolsos anuales de 40.000 millones que los operadores realizan para mejorar las conexiones.
No tiene sentido que estos últimos estén obligados a realizar un esfuerzo que les penaliza en bolsa y del que estos gigantes se benefician gratis. Si la Unión Europea quiere avanzar hacia una economía digital equilibrada, debe estar a la altura y aprobar una nueva regulación que garantice un trato más justo para el sector de las telecomunicaciones europeo.
