
Entre las barbaridades ideológicas y legislativas que ha traído consigo el neo feminismo, una de las más notables es que la biología no determina el sexo de cada persona, que eso de varones y mujeres es un invento del heteropatriarcado.
De semejante aberración ha nacido la ley trans (Ley 4/2023, de 28 de febrero para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI), por eso durante el último 8 de marzo una feminista "de las de antes" retó a Irene Montero a que definiera qué es una mujer.
La periodista Rebeca Yanke ha escrito:
"En estos tiempos en los que por un lado se afirma que féminas y varones somos iguales y, al mismo tiempo, que todos podemos reivindicar nuestra identidad en función de lo que nuestra mente nos indique, resulta conveniente atender a la ciencia para dilucidar qué hay realmente de diferente en los cerebros de hombres y mujeres, hasta qué punto son estas diferencias relevantes y cómo condicionan nuestra conducta".
Frente a la invasión que considera el sexo como una construcción sociocultural se están alzando voces científicas que el común de los mortales deberíamos tener muy en cuenta. Se sabe de sobra y los escritos de los científicos nos lo recuerdan, que "los cerebros son diferentes" y que "son éstos los que dirigen impulsos y valores". Así lo cuenta Louanne Brizendine, neuropsiquiatra de la Universidad de California en su ensayo titulado El cerebro femenino (Salamandra) publicado en 2006 y reeditado ahora. "El cerebro configura la manera en que vemos, oímos, olemos y gustamos. Afecta a cómo conceptualizamos el mundo. Los cerebros de los machos y las hembras son distintos. ¿Qué ocurre si el centro de memoria emocional es mayor en uno que en otro? ¿Y si un cerebro desarrolla mayor aptitud que otro a la hora de captar indicios en los demás?".
Por su parte, René Ecochard, doctor en Medicina y profesor de la Universidad Claude Bernard de Lyon explica que "la mujer suele dar más espacio a las dimensiones emocional y afectiva en la pareja que el hombre y éste suele tomar decisiones sin tener en cuenta las consecuencias". Lo hace en un ensayo titulado Hombres y mujeres, ¿Qué nos dice la neurociencia? publicado por Ediciones Deusto, en el que defiende la existencia de "diferencias biológicas, cerebrales y hasta psicológicas" entre sexos.
»Son los genitales externos los que identifican a un hombre y a una mujer. Al nacer, estos órganos permiten reconocer a la niña y al niño. El sexo no se asigna, se observa, y la sexuación es el resultado de la acción de los cromosomas sexuales, que actúan sobre el desarrollo por mediación de las hormonas sexuales".
Natalia López Moratalla, profesora emérita de Biología Molecular en la Universidad de Navarra, afirma en el prólogo al ensayo de Ecochard que se trata de un libro que "ayuda a reflexionar, libre de ideologías y un con un conocimiento riguroso de qué es un hombre y qué una mujer".
A ver si alguien se lo dice a las ignorantes que rodean a Irene Montero.