Opinión

Castigo fiscal a la clase media

  • Los españoles han perdido más de cinco puntos de poder adquisitivo
  • El Gobierno se niega a deflactar precios para ajustarlos a la pérdida de renta
  • El año pasado la recaudación superó en más de 15.000 millones las previsiones más optimistas

Desde hoy mismo, todos los contribuyentes pueden presentar sus declaraciones del IRPF. Una campaña que para los españoles arranca con la caída de más de cinco puntos de poder adquisitivo provocada por el encarecimiento generalizado de los precios y las menores subidas salariales. Una merma que será aún más importante por la llamada progresividad en frío del IRPF. Es decir: lo que los trabajadores van a tener que pagar extra, pese a contar con menos sueldo neto.

Esto se debe a la negativa del Gobierno a deflactar los precios para ajustarlos a la pérdida real de renta de las familia (deflactar). Una decisión que hace que los españoles se dejen cerca de un punto de su renta disponible. De hecho, un cotizante de clase media (la gran mayoría), con unos ingresos de 25.000 euros se ahorraría entre 210 y 250 euros en la Declaración de la Renta si se hubiera deflactado al 8,5%, para compensar el alza del IPC.

Pese a este importante beneficio, la ministra de Hacienda María Jesús Montero descartó en repetidas ocasiones la medida por su elevado coste. Un argumento que se cae por su propio peso tras la recaudación récord obtenida el pasado año, que superó en más de 15.000 millones las previsiones más optimistas.

La negativa a deflactar el IRPF supone un pago extra de hasta 250 euros a los trabajadores con sueldos de 25.000 euros

De hecho, solo los ingresos obtenidos a través del IRPF mejoraron un 15,8%, hasta casi 110.000 millones. Una recaudación extra para las arcas públicas que demuestra que existe margen más que suficiente para deflactar el Impuesto Sobre la Renta de las Personas Físicas.

Por desgracia, la voracidad recaudatoria del Gobierno se ha impuesto, lo que agrava en un punto más el castigo superior al 5% que los hogares ya padecen solo por el alza de la inflación. Una presión impositiva desmedida que merma la renta de las familias y lastra el consumo.

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