
Las empresas españolas cada vez tienen menor representación entre los fondos de inversión de todo el mundo. Solo hay dos cotizadas con sello nacional entre las 100 primeras, cuando antes de la pandemia eran cinco. Y ninguna de ellas consigue estar en los primeros 80 puestos. Nombres como el de Telefónica, que en 2015 se codeaba con gigantes como Microsoft o Apple, al ser la sexta en la que más invertían los gestores a nivel global, está en el puesto 401.
Y esto es solo un ejemplo. El menor interés de los inversores institucionales por las empresas españolas también se refleja con claridad en los volúmenes de negociación. Ya no hay ninguna firma nacional entre las diez grandes compañías que más dinero mueven en la zona euro.