Opinión

Financiación alternativa, ideal para pymes

  • Los mercados secundarios no regulados cuentan con una norma para pequeñas empresas

El tejido productivo español necesita ser intensivo en capital para subsistir en un entorno cada vez más competitivo. Las pymes son un pilar fundamental de la economía española, representando en torno al 99% de las empresas, el 65% del PIB y el 75% de los puestos de trabajo. No obstante, las pymes se enfrentan a costes de financiación elevados, dificultando sus posibilidades de captar talento e innovar. El aumento de los tipos de interés es un reto para todas las empresas, pero especialmente encarece los préstamos a las pymes.  

Los últimos indicadores de CEPYME esbozan un escenario retador. España tiene asignaturas pendientes respecto a las pymes en varios frentes. Destaca la importancia de aumentar su tamaño medio; alargar su esperanza de vida; reforzar su resiliencia ante las crisis; mejorar su productividad; o elevar los salarios que ofrece a sus empleados. Para el desarrollo del ecosistema, la financiación juega un papel estratégico.

El Banco de España ha señalado que por primera vez desde 2013 ha empeorado la percepción de las pymes sobre el acceso a financiación bancaria, con un 10% de las empresas analizadas declarando dificultades para financiarse, y en torno a un 70% advirtiendo un aumento en los tipos. En estas circunstancias, es imprescindible insistir una vez más en la necesidad de mirar a las soluciones no bancarias o alternativas y diversificar las fuentes de financiación. Desde la crisis financiera del 2008, la financiación alternativa se ido cobrando fuerza hasta posicionarse como un complemento necesario a la tradicional, también para las pymes. 

La financiación alternativa ofrece diversas soluciones: las basadas en deuda, como el crowdlending o el mercado alternativo de renta fija (MARF); y las basadas en equity, como los bussines angels y el crowdequity, el capital riesgo, o los mercados de valores orientados a pymes en expansión, como BME Growth.

Las pymes con un alto potencial de crecimiento son el target de la financiación alternativa. En la fase semilla y early stage destacan los bussines angels y las plataformas de crowdfunding, con personas físicas proporcionando directamente la financiación. El capital riesgo interviene en la fase de expansión, aportando apoyo financiero y experiencia acumulada en la gestión empresarial. La culminación del proceso hacia la maduración se produce con el acceso a los sistemas multilaterales de negociación (SMNs), es decir, mercados secundarios no regulados, que cuentan con una normativa más flexible especialmente diseñada para empresas de tamaño reducido. 

En definitiva, la financiación alternativa abre la puerta a una diversidad de productos financieros que no se ofertan en la financiación bancaria y que se adaptan de forma óptima a las necesidades de una pymes con potencial de crecimiento. También permite un ahorro de tiempo por la reducción de la burocracia y la agilización de trámites con la que suele venir acompañada. No obstante, para una maduración plena es necesario un perímetro regulatorio definido que garantice la protección a las empresas y a los inversores. 

No cabe duda de que el regulador español apuesta por el modelo de financiación alternativa como uno de los pilares de la mejora del clima de negocios. Prueba de ello son las conocidas como ley 'crea y crece' y ley de startups, aprobadas en septiembre y diciembre de 2022, respectivamente, con el apoyo de las principales fuerzas políticas. La primera flexibiliza los mecanismos de financiación vía crowdfunding e inversión colectiva de tipo abierto y cerrado. La segunda, dentro del marco para hacer de España un polo tractor de startups, supone una mejora considerable para el tratamiento fiscal de las comisiones de éxito de los gestores de fondos de capital riesgo. 

La Comisión Europea también tiene clara la necesidad de impulsar la financiación alternativa. El plan de acción para la unión de los mercados de capitales ("CMU" por sus siglas en inglés) tiene como propósito principal que el ahorro y la inversión circule por todos los Estados miembros en beneficio de los ciudadanos, las empresas y los inversores. Como es lógico, el contenido del plan destaca la importancia de ofrecer a las empresas una mayor oferta de financiación a menor coste y proporcionar particularmente a las Pymes la financiación que necesitan. 

Dentro del CMU se incluye el paquete normativo conocido como Listing Act. En este marco, el pasado diciembre la Comisión Europea publicó dos propuestas de Directiva y una propuesta de Reglamento centrada esencialmente en los sistemas multilaterales de negociación y con el objetivo de hacer que los mercados de capitales públicos de la UE resulten más atractivos y faciliten el acceso al capital de las Pymes en expansión. Según cifras de la CE, de los 23 millones de pymes de Europa, solo unas 11.000 se encuentran cotizando en un mercado secundario, una deficiencia que es necesario solventar. 

España necesita generar un ecosistema favorable para el desarrollo de las Pymes, especialmente para las que tienen un mayor potencial de crecimiento. En este sentido, el regulador debe seguir avanzando en la definición de un marco regulatorio favorable para el acceso a la financiación alternativa.

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