Mucha gente dice que no entiende el comportamiento de los mercados. Que si bajan cuando la economía va bien, que si suben cuando van mal, que si no les afectan cosas que deberían afectarles, etc. etc. La respuesta a estas cuestiones es que los mercados tienen sus reglas y que normalmente son lógicas. Y este año tenemos un ejemplo clarísimo.
La economía norteamericana va estupendamente. El crecimiento se mueve cerca del 4% anual, está en pleno empleo y la inflación subyacente, que es el dato de inflación más importante, se mantiene en el entorno del 2%, el mismo nivel que en los últimos doce años, pero con un crecimiento muy superior. "Hunky dory", que diría un británico. Así que cualquiera que no siga los mercados y vea estos datos pensará que la bolsa norteamericana estará subiendo.
La regla número uno de los mercados es que se mueven por expectativas
Pues no. Ahora mismo está bajando. Y cuando subió fue precisamente en años anteriores, hasta el 2017, cuando las cosas estaban peor o no tan bien. Y si conoces un poco las normas de funcionamiento de los mercados sabes que eso es exactamente lo que se supone que tenían y tienen que hacer.
La regla número uno de los mercados es que se mueven por expectativas. Subieron por las expectativas que generaba el estímulo monetario en forma de bajada de los tipos de interés y, posteriormente, por las que creó la bajada de impuestos. Porque eso a su vez genera una expectativa de mayor crecimiento y, en consecuencia, de mejores resultados empresariales. Por las mismas, este año la bolsa norteamericana baja o le cuesta subir, porque las expectativas son las contrarias en lo referente a los tipos de interés y, además, se acabaron las bajadas de impuestos.
Ahora Trump tiene las manos atadas como consecuencia de las últimas elecciones. Y encima planea sobre la economía la amenaza de que lo que de momento son escaramuzas se convierta en una guerra comercial en toda regla entre Estados Unidos y China. Por mucha tregua que acaben de acordar para los próximos tres meses. La situación económica es muy buena, cierto, pero las expectativas son malas y el mercado actúa en consecuencia.
Quien no tenga claro este concepto sobre el funcionamiento de los mercados está abocado a tener una mala experiencia inversora
Pero, para que no digan que los economistas solo valemos para explicar el pasado, apliquemos la lección para el futuro. Y aprendamos la lección si vamos a invertir, porque quien no tenga claro este u otros conceptos sobre el funcionamiento de los mercados y su independencia -al menos temporal- del funcionamiento de la economía, está abocado a tener una mala experiencia inversora.
En base a las expectativas, la predicción actual es relativamente sencilla. En primer lugar, hay que analizar cuáles son los problemas y cuáles son sus expectativas. Si el principal problema ha sido hasta ahora la Reserva Federal de los Estados Unidos y la posibilidad de que su política monetaria pueda poner fin a la buena situación económica, habrá que seguir los siguientes pasos de la Fed. Si continúan subiendo los tipos de interés, la bolsa y los bonos irán a peor. Si se toma una pausa dependerá de a qué nivel la tome, de si es un nivel que perjudica o no al crecimiento económico. O si piensa que se ha pasado de frenada y, ante el riesgo de recesión, decide bajarlos, en cuyo caso el mercado podría animarse.
Que la Reserva Federal está teniendo mucho que ver en las tribulaciones actuales del mercado creo que no da lugar a ninguna duda. La primera corrección fue en febrero y coincidió con la subida del tipo del bono a diez años. La segunda ha coincidido con unas actas de la Fed en las que reafirmaba que su intención era alcanzar un tipo de interés "neutral" del 3%. Al mercado no le pareció tan neutral sino más bien alto y lo interpreta como un tapón para el crecimiento económico futuro. Y por si no hubiera hablado suficientemente claro la bolsa, el mercado de bonos da su veredicto invirtiendo la curva de tipos, es decir, ahora son más altos los tipos de corto plazo que los de largo plazo. Esto significa que piensa que en el futuro los tipos de interés serán más bajos, lo que suele asociarse a un menor crecimiento económico.
El otro factor que afecta actualmente a las expectativas económicas futuras es la guerra comercial con China. No voy a entrar en a quién perjudica más, pero lo que está claro es que el mercado lo considera una amenaza. Y la conclusión es muy sencilla: ya no valen treguas, como la alcanzada el otro día en la cumbre del G-20. Ahora sólo valen soluciones. Y hasta que no haya una expectativa clara de solución, ese otro tapón seguirá impidiendo la reanudación de la tendencia alcista. Expectativas buenas o expectativas malas: esa es la cuestión.