Opinión

La estrategia de esperar y ver de la Fed

La Reserva Federal (Fed) de EEUU decidió la semana pasada dejar su política monetaria sin cambios. Tras ello subyacen al menos tres razones principales: la perspectiva económica más incierta en el extranjero, particularmente en China; el propio ajuste de las condiciones monetarias y financieras en EEUU y los bajos precios del petróleo y el dólar más fuerte, con menores expectativas de inflación.

Janet Yellen, su presidenta, señaló que las perspectivas son positivas para la economía estadounidense y no se modifican, pero hace falta más tiempo para evaluar el impacto de los recientes acontecimientos. El resultado es que la Fed se mantiene a la espera en gestión de riesgo, sin degradar las perspectivas económicas. De hecho ha aumentado su previsión de crecimiento del PIB anual en EEUU del 1,9 al 2,1 por ciento para 2015. De todas formas esta estimación, si el crecimiento del PIB del segundo trimestre no se revisa más, implica una tasa media del 2,1 por ciento anualizado en el segundo semestre, muy por debajo de nuestra estimación del 2,7 por ciento. Además, ha revisado su proyección media para 2016 desde el 2,5 por ciento al 2,3 por ciento.

Las otras proyecciones económicas se han mantenido relativamente modestas y sin muchas sorpresas. El caso es que las previsiones sobre tipos de interés cada vez más forman parte de la guía a futuro que la Fed proporciona. Antes de su última reunión había dos opciones preferidas por parte de los analistas: la conciliadora y la agresiva. Lo que se ha producido es un tono más pacifista de lo que habíamos esperado, si bien dejando la puerta abierta a una subida de tipos de interés de 0,25 por ciento o más antes de fin de año; de hecho, la presidenta Yellen aseguró esta semana que es probable que haya un alza en 2015. De hecho la Reserva Federal elevó su previsión de tipos de interés, situándola en 0,625 por ciento para finales de 2015, desde el 0,375 por ciento, lo que implica una subida de 0,25 por ciento antes de fin de año. Sin embargo 7 miembros de la Reserva Federal esperaban que se produzca una sola subida de 0,25 por ciento, otros seis esperan más de una subida, y cuatro que no haya subidas este año (en junio eran dos). Incluso uno -probablemente Kocherlakota, presidente de la Fed de Minneapolis- espera una bajada.

Por otra parte la Fed ha recortado sus previsiones de tipos de interés para 2016 hasta el 1,375 por ciento, 2,625 por ciento para finales de 2017 y 3,5 por ciento a largo plazo, lo que refuerza la idea de que la Reserva Federal quiere actuar con mucho cuidado. De todas formas la amplitud de los pronósticos de los miembros de la Fed es muy amplia. Para finales de 2016 la menor previsión de tipos de interés es de menos 0,125 por ciento y la mayor de 2,875 por ciento. Probablemente endurezca las condiciones monetarias progresivamente y, si la reacción de los mercados es demasiado adversa, hará una larga pausa. Al respecto estamos convencidos de que el crecimiento en EEUU va a ser bastante robusto el segundo semestre y que el escenario más probable es un comienzo de subida de tipos de interés en diciembre. Esperamos que los tipos de interés de la Reserva Federal se sitúen en un rango de 0,25 por ciento a 0,5 por ciento este año y de 0,75 a 1 por ciento en 2016. Además prevemos para el año que viene dos subidas de tipos de interés de 0,25 por ciento cada una, en lugar de tres.

De momento, tras la decisión de la Reserva Federal de permanecer a la espera, las rentabilidades de bonos, cotización del dólar y acciones han caído. En los próximos meses este tono puede pesar modestamente en el cambio del dólar respecto a las principales monedas y proporcionar alivio a las divisas de mercados emergentes, además de una reducción marginal de las rentabilidades a vencimiento a largo plazo en renta fija. Sin embargo esperamos que el dólar se aprecie frente al euro a medio plazo, dados los mejores fundamentos económicos en EEUU. Mientras, consideramos que las divisas de mercados emergentes aún no han tocado suelo. Las perspectivas son ligeramente bajistas en deuda soberana, pero las condiciones siguen prestando apoyo a las acciones de mercados desarrollados

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