Opinión

China y los problemas para el mundo

Desde diferentes foros económicos se viene avisando de la falta de ritmo del crecimiento chino. China es desde hace un par de años, posiblemente, el mayor problema al que se enfrenta el mundo en cuanto a su crecimiento económico. Hasta el momento todo estaba en los informes y las previsiones económicas que se venían realizando, sin embargo desde junio, y fruto de las fuertes caídas de las diferentes bolsas del gigante asiático, así como de la devaluación por parte del banco central chino del yuan, el mundo mira con preocupación a China y comienza a pensar en los efectos de su ralentización económica.

Los primeros países afectados, desde hace ya tiempo, son los emergentes, especialmente los que producen y exportan materia prima. China ha sido el mayor consumidor de commodities durante los últimos años y desde luego el más relevante durante la reciente crisis que ha golpeado a los países desarrollados. El menor ritmo de actividad china ha presionado la demanda de materias primas a la baja y el precio de todas ellas viene cayendo. Si miramos el precio del petróleo y el gas, la caída ha sido aún mayor, fruto del considerable aumento de las existencias explotables, el famosos fracking, además la irrupción de un potente productor como es Irán que fruto del acuerdo con EEUU, comenzará a exportar crudo aumentando aún más la oferta. No puede, por tanto, extrañar que el precio del barril se haya desplomado y lo que parecía imposible, que llegara a rondar niveles de 40 dólares, hoy sea una realidad. Tampoco debemos dejar de lado el gas, cuyo precio ha corrido de forma paralela al comportamiento del oro negro.

Este menor consumo y menor precio de las materias primas va a suponer un serio mazazo para todos los países productores de materia prima, desde luego tanto Brasil como Rusia se van a ver muy afectadas. Si comenzamos por Brasil, debemos pensar que el desplome de las materias primas llega en un momento en el que debe convivir, además, con los casos de corrupción de Petrobras, que golpean a todo el entramado político del país, y donde no es descartable que la situación económica, ya de por sí mala, pueda empeorar por cuestiones políticas. En Rusia los precios de petróleo y gas deben verse con gran motivo de preocupación, más con las sanciones impuestas a raíz de la invasión de Ucrania. Por todos es conocidos la dependencia de la economía rusa del petróleo y el gas, que es el grueso principal de sus exportaciones y que alimenta sus presupuestos públicos. Pues bien, si a principios de ejercicio, con el petróleo por encima de cincuenta dólares, Rusia producía preocupación, los precios actuales pueden provocar una mayor devaluación del rublo, con la consiguiente inflación para la población, así como una fuerte contracción económica. No creo que haga falta comentar los efectos que produce una recesión combinada con inflación

Conviene también referirse a los países asiáticos como Corea, Tailandia, Malasia y todos los que compiten con China en la exportación de productos a los países avanzados, que pueden verse forzados a propiciar devaluaciones que compensen el movimiento realizado en el yuan. Esta tentación será mayor y más posible si China continúa llevando a cabo devaluaciones de su divisa, algo que en mi opinión es bastante posible. Mención especial merece la situación japonesa donde las noticias e indicadores que vamos conociendo muestran como las abenomics, paquetes de medidas extraordinarias que Japón está implementando en su economía, no hacen despegar su economía. Desde luego el país nipón no puede ceder en exportaciones, dado que como he comentado la demanda interna continúa congelada, por lo que es muy probable que el Banco de Japón se vea tentado a llevar a cabo una depreciación del yen.

Llegamos ya por último en este muy rápido análisis y la estimación de sus consecuencias en los bloques desarrollados, EEUU, y Europa. El primer problema lo tiene ya encima de la mesa la gobernadora de la Reserva Federal Yanet Yellen, que en septiembre debe decidir si sube o no los tipos de interés. Si hasta el momento todo parecía llevarnos a una subida, la misma puede no estar ya tan clara. Los movimientos depreciatorios de las divisas emergentes comentados anteriormente inciden en una deflación de la economía americana vía importación. Sí, está claro que la fortaleza de la economía americana y su vertiente en el empleo es un factor que viene preocupando desde hace tiempo, pero no parece que haya ningún problema en cuanto a crecimiento de precios. Cada vez son más las voces que preconizan que la Fed no debería mover al alza sus tipos de interés, puesto no solamente no existe un problema con el IPC, sino que incluso la nueva situación parece llevar a una deflación por importación de productos por parte de la primera economía mundial.

Centrándome en el área euro, en Europa el panorama que se abre actualmente puede dilatar la salida de la atonía económica, incluso, aunque en mi opinión descartable, podría provocar algún tipo de recesión. En primer lugar tenemos que el euro ha vuelto a niveles de 1,10-1,11, y aunque Draghi insiste en que no vigila la paridad del euro, esa fortaleza resta poder de exportación a EEUU, no digamos ya a otras zonas como son los países emergentes. Por otra parte la revalorización del euro mete presiones a los precios, donde nuevamente pueden volver las presiones deflacionistas, y eso en un bloque económico altamente endeudado como es el nuestro hace que el esfuerzo para pagar la deuda aumente.

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