Opinión

La UE invierte en su independencia tras el choque energético

La política energética europea está en plena remodelación.

La invasión rusa de Ucrania está transformando la política energética de la Unión Europea, que se ha comprometido a cortar su dependencia de los recursos rusos y acelerar el cambio a fuentes de energía alternativas. Esta iniciativa tendrá repercusiones para las empresas de energías renovables, la cadena de valor del gas natural licuado (GNL), los servicios públicos y los metales industriales.

Europa necesita urgentemente diversificar sus suministros energéticos. En 2021, Rusia representaba el 35% de las importaciones de gas de la UE y alrededor del 30% de las de petróleo, convirtiéndose en uno de los mayores proveedores en Europa. Las interrupciones del suministro en 2006, 2009 y la anexión rusa de Crimea en 2014 alarmaron a los responsables políticos europeos. Sin embargo, eso no sirvió para evitar que las importaciones de gas ruso aumentaran de forma constante. Ahora la invasión de Ucrania ha disparado los precios, dejando a Europa con una factura energética de alrededor del 8% del producto interior bruto (PIB).

"Debemos independizarnos del petróleo, el carbón y el gas rusos", escribió la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. El proceso de diversificación está en marcha. El 22 de febrero, Alemania suspendió la aprobación final del gasoducto Nord Stream 2 que conecta Rusia con la UE. Más recientemente, un informe del 8 de marzo sobre la independencia energética, REPowerEU, expone la ambición de la UE de reducir en dos tercios las importaciones de gas de Rusia en el plazo de un año. Eso haría que fuera independiente "mucho antes de 2030".

Rusia exportaba a la Unión Europea entre 170 y 190 mil millones de metros cúbicos (bcm) de gas natural por año antes de 2020. En total, el plan pretende eliminar de su red energética el equivalente a 155 bcm de combustibles fósiles rusos por valor de aproximadamente 310.000 millones de euros. Una cifra que equivale a casi el 2% del PIB europeo, y supone casi una cuarta parte de la economía rusa.

Este plan tiene implicaciones en todos los mercados energéticos. Alemania está considerando reactivar las centrales eléctricas de carbón, mientras que Bélgica ha pospuesto su plan de eliminación de la energía nuclear.

La mejora de la eficiencia energética en los hogares puede suponer un ahorro de 14 bcm, además de otros 4 bcm procedentes de paneles fotovoltaicos e instalaciones de bombas de calor. Además, la UE quiere conseguir 10 bcm adicionales de otros suministros de gas canalizado y otros 23,5 bcm equivalentes de nueva energía eólica, solar y de biometano, así como del almacenamiento de hidrógeno renovable.

Gas natural limitado

El mayor cambio se produce en el caso del GNL, ya que la UE tiene previsto sustituir la mitad del suministro de gas ruso por otras fuentes. La nueva inversión en GNL será positiva para los proveedores, transportistas y empresas involucradas en la construcción de infraestructuras. La UE quiere reemplazar alrededor de 50 bcm del suministro de gas de Rusia con GNL para finales de 2022.

Esto parece ambicioso. La Agencia Internacional de la Energía estima que hay 20 bcm adicionales en los mercados mundiales. Con un crecimiento del suministro de GNL de alrededor del 5-6% anual, esperamos que los precios se mantengan altos hasta bien entrado 2023, ya que los compradores compiten por suministros limitados. Esperamos que Estados Unidos en particular - que actualmente representa solo el 15% del mercado mundial - se beneficie significativamente, así como los proveedores en África y Oriente Medio. Qatar ya planea expandir su capacidad de exportación de GNL.

El 20 de marzo, Alemania acordó un acuerdo con Qatar para importar GNL. Esto permite a las compañías energéticas alemanas iniciar negociaciones con Qatar, aunque no se especifican los volúmenes disponibles. Qatar exportó 106 bcm de GNL en 2020. Alemania, que actualmente no tiene instalaciones para transformar GNL en gas, acaba de aprobar la construcción de dos terminales de este tipo.

Transición verde

El cambio de política de la UE también favorece la transición energética. Los costes de la energía eólica y solar ya estaban bajando rápidamente antes de la guerra y comparados con los actuales precios del gas son aún más favorables.

Los altos precios de los metales industriales y la mano de obra, así como los problemas de la cadena de suministro, están limitando los nuevos proyectos de construcción. En otros sectores, la crisis está forzando el cambio. Alemania, por ejemplo, parece dispuesta a relajar las restricciones de planificación para nuevos parques eólicos.

Gasto en infraestructura

La nueva financiación energética y las nuevas fuentes de financiación pueden ayudar a sufragar los elevados costes de infraestructura, incluso para los miembros más pobres de la UE. Al igual que en el pasado, la crisis está demostrando ser un catalizador en la UE. Los días 10 y 11 de marzo, los dirigentes de la UE estudiaron la posibilidad de emitir bonos para financiar el gasto en energía y defensa. El precedente se sentó durante el Covid. En 2020, la Comisión emitió "bonos sociales", prestando los ingresos a los Estados miembros para ayudar a financiar los planes nacionales de recortes.

Las industrias de alto consumo energético, como la electrificación y la infraestructura de hidrógeno renovable, atraerán gastos, además del Pacto Verde de la UE y el fondo de recuperación de la pandemia Next Generation. Francia ya está invirtiendo en la modernización de edificios, Alemania planea gastar en movilidad eléctrica y España en transporte público, energías renovables y redes inteligentes.

¿Energía nuclear? Sí, por favor

Si bien ninguna de las fuentes de energía actuales ni las medidas de ahorro compensarían la pérdida total del flujo de gas ruso, desde la invasión se ha prestado mucha atención a la energía nuclear en Europa. La necesidad de independizar el continente del gas ruso ha paralizado los debates sobre su futuro. En enero, el bloque cambió su clasificación sobre las actividades de inversión para etiquetar la nuclear y el gas como "energía verde".

La energía nuclear tampoco es una solución a corto plazo. Se necesita hasta una década para construir y poner en marcha nuevas instalaciones. La producción total de energía nuclear europea equivale actualmente a 90 bcm, es decir, el 23% de la electricidad europea en 2019, de la cual alrededor de la mitad fue generada por instalaciones francesas. Si las centrales eléctricas de Europa aumentaran su utilización y los países detuvieran sus planes de retirar plantas, la UE podría generar energía nuclear adicional equivalente a unos 13 bcm.

Obstrucción de los metales industriales

La electrificación verde también es clave en el plan energético de la UE, sobre todo para la calefacción doméstica, que representa más del 40% del consumo europeo de gas. La calefacción sostenible, las baterías industriales, los inversores, los transformadores y los cables de alimentación se beneficiarán de los avances tecnológicos en paneles fotovoltaicos, bombas de calor de aire y fuente terrestre, así como de las mejoras en las "redes inteligentes".

Durante mucho tiempo hemos sido positivos en los metales industriales y estos cambios de política impulsarán la demanda de cobre y níquel utilizados en baterías y electrificación. Desempeñan un papel clave en la transición a la energía sostenible y ofrecen una cobertura contra la inflación.

Las acciones de las empresas renovables europeas han sido de las primeras en subir desde el conflicto de Ucrania, lo que ha favorecido su valorización. Los inversores deben ser más selectivos y disciplinados a medida que estos valores se encarezcan. No obstante, ante la posibilidad de un gasto público adicional, podemos esperar revisiones positivas de las ganancias a futuro. Creemos también que se favorecerá a los desarrolladores de energías renovables y a los fabricantes de componentes para productos solares y

eólicos. En energía eólica, las instalaciones en alta mar son uno de los segmentos de mayor crecimiento y suelen beneficiar a los fabricantes de turbinas más grandes. En energía solar, consideramos que tienen mayor proyección las nuevas tecnologías de paneles, incluidos los nanomateriales o piezas que pueden incorporarse directamente a tejados y ventanas.

La invasión de Rusia no sólo está remodelando la política energética de Europa, sino también la estrategia de defensa. Con el gasto público orientado a una mayor independencia militar y energética, el economista francés Jean Pisani-Ferry estima que la respuesta fiscal total de Europa puede alcanzar los 175.000 millones de euros sólo en 2022. Esto apoyaría el crecimiento económico tras la subida de los precios de la energía.

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