Opinión

¿Es el momento de una reforma fiscal?

Se deben evitar alzas fiscales que ahoguen a la clase media

El pasado día 3 de marzo el grupo de expertos creado para llevar a cabo un diagnóstico sobre el sistema tributario español, de cara a plantear las bases para un Reforma Fiscal, entregó, tras diez meses de trabajo y algunas desavenencias que hicieron que dos miembros dimitieran, sus conclusiones plasmadas en el denominado "Libro Blanco sobre la Reforma Tributaria".

Las propuestas incluidas en dicho documento pasan por modificar, en mayor o menor medida, casi todos los impuestos que configuran nuestro sistema fiscal, si bien, de manera resumida, se centra en los siguientes puntos:

1. Fiscalidad verde o medioambiental, con el fin de mitigar los efectos negativos del cambio climático, fortalecer la descarbonización de la economía y facilitar la transición energética. Todo ello, además, para poder cumplir el objetivo climático de la UE para 2030.

2. Fiscalidad Indirecta, mediante la eliminación de regímenes especiales en IVA y llevar a cabo una simplificación de los tipos de dicho impuesto, eliminando los tipos mínimos.

3. Fiscalidad Directa, con modificaciones en el Impuesto de Sociedades, tendiendo a un tipo mínimo, y en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, suprimiendo exenciones y deducciones.

4. Armonización fiscal que elimine las desigualdades existentes entre los tributos cedidos a las Comunidades Autónomas.

Además de a estos cuatro ámbitos, el Libro hace hincapié en el cambio tecnológico, la digitalización, la automatización y las nuevas actividades emergentes como factores esenciales a la hora de configurar los objetivos y el diseño del sistema tributario futuro, indicando específicamente algo que los profesionales fiscalistas venimos apuntando: con el diseño actual de nuestro sistema tributario resulta muy complicado gravar una parte significativa de las actividades económicas, siendo necesario que nuestro sistema fiscal se adapte a la era digital.

Esta adaptación ya se ha llevado a cabo en algunos ámbitos, como en el caso del comercio electrónico y las modificaciones introducidas a efectos del régimen de ventas a distancia en el mes de julio del año pasado, si bien es necesario seguir avanzado y abogar por una simplificación y la reducción de trámites administrativos.

Es claro que muchas de estas iniciativas pueden ayudar a que el déficit público se vea reducido, pero tampoco es menos cierto que en estos momentos la situación coyuntural no acompaña, y mucho menos teniendo en cuenta la actual guerra que se está lidiando en Ucrania. Por tanto, conviene preguntarse: ¿Es el momento de una reforma fiscal que va a afectar principalmente a la clase media y a sectores como el agrícola o el transportista?

El Gobierno ya ha aludido que no es el momento, la implementación de medidas fiscales para llevar a cabo una subida de impuestos no se plantea a corto plazo, pero sí a un medio-largo plazo, atendiendo a cómo se vayan desarrollando los eventos actuales, principalmente el conflicto Rusia-Ucrania.

Los propios expertos que han elaborado el Libro aluden a la necesidad de tener en cuenta tanto la situación macroeconómica de partida como las perspectivas de futuro de nuestra economía antes de llevar a cabo las medidas, si bien también aluden a que, bajo los principios de prudencia y gradualismo, se lleve a cabo un conjunto de medidas en el corto plazo, con el fin de contribuir a la recuperación económica.

Ante ambas posturas, conviene recordar que, más allá de las consecuencias que la guerra actual entre Ucrania y Rusia pueda traer para nuestro país, España está sumida también en una recuperación económica como consecuencia de la pandemia del Covid-19, que aún a día de hoy en muchos sectores sigue generando un gran impacto, además de en una situación inflacionista preocupante. Así, las medidas fiscales propuestas impactan principalmente a la clase media o a sectores que en estos momentos se encuentran afectados, como es el agrícola.

Teniendo en cuenta lo anterior, deberíamos analizar si, efectivamente, como aluden los expertos, las medidas fiscales propuestas pueden impulsar esa recuperación o si, por el contrario, es mejor afianzar la recuperación antes de iniciar reformas, y, una vez consolidada, se lleven a cabo las reformas de una forma paulatina y atendiendo a la situación macroeconómica, con el fin de que no lastren la recuperación económica.

Sin entrar en valoraciones económicas, resulta evidente que cualquier medida de ámbito tributario que se tome debe, sin duda, ayudar a que se produzca la recuperación económica, pero no debe lastrarla o retrasarla, siendo para ello esencial que las medidas fiscales que se vayan a ir tomando sean paulatinas y muy graduales, sin que se ahogue a la clase media con impuestos, ralentizando el consumo o impactando negativamente sobre sectores básicos.

Por tanto, podemos decir que estamos en el inicio de un gran debate que nos ocupará los próximos meses y que, sin duda, se presenta complejo, dadas las circunstancias que en este momento vive la economía global y, particularmente, la economía española, resultando muy relevante en lo que afecta a la fiscalidad medioambiental y a la fiscalidad indirecta, y la posición que tomen el conjunto de países de la Unión Europea al respecto de la situación global.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky