"Se masca la tragedia": Así se pronunciaba un destacado dirigente popular nada más conocer los resultados que avanzaban las encuestas al cierre de las urnas en Castilla y León. Mañueco y el Partido Popular se convierten en el partido mayoritario en la Comunidad y la suma de los populares y de Vox les permitiría seguir en el Gobierno. Ahora bien, constatado este capítulo de resistencia, Casado debería reparar en que salvar los muebles no es ganar y que los daños de la quema en la casa popular son graves y exigen una remodelación profunda y urgente de estrategias y de equipos.
No se puede olvidar que las elecciones se plantearon en clave nacional y en clave nacional deben interpretarse también los resultados y las consecuencias. Y en base a ello las primeras conclusiones no pueden ser más evidentes. Se confirma que el PP no recoge el voto de Ciudadanos y ahora queda en manos de Vox que explosiona y se convierte en el árbitro para formar Gobierno y obliga a Mañueco a inclinarse y retractarse de su negativa a pactar con el partido de Abascal.
Así las cosas, haría bien el PP en no seguir cayendo en la trampa del cordón sanitario a Vox y hacer oídos sordos a los sofismas del PSOE sobre el Ejecutivo de la ultraderecha que sólo tienen como objetivo mantener la división del centroderecha para mantenerse en el poder. Vox no ha matado a nadie, no ha dado ningún golpe de Estado y defiende el orden constitucional, todo lo contrario que los socios de Sánchez en la Frankenstein, con los herederos de los terroristas de ETA y los golpistas catalanes de ERC a la cabeza, y sus coaligados en el Gobierno del Estado, los podemitas que no ocultan sus intenciones de acabar con el sistema democrático derivado de la Constitución del 78.
Pedir responsabilidades
Al final tras tanto argumentar que estos comicios eran una primarias para Sánchez y el gobierno socialcomunista parece que para quien pueden resultar unas primarias es para Casado. "Con este equipo en Génova no se puede encarar un congreso nacional ni unas generales", apostillaba otro destacado referente de la sede nacional de Génova quien avanzaba que los barones regionales y los críticos con la actual dirección, con Núñez Feijóo y Aznar a la cabeza coinciden en la necesidad de pedir responsabilidades por haber forzado erróneamente el adelanto electoral sin necesidad dado que Ciudadanos ya rechazó una moción de censura del PSOE, por haber generado unas expectativas y unos objetivos irreales sin tener en cuenta que Castilla y León no es Madrid y Mañueco no es Ayuso.
Y, sobre todo para no poner en peligro la reelección del popular Juan Manuel Moreno Bonilla como presidente de la Junta de Andalucía.
Respecto a los partidos de la izquierda, el PSOE queda paralizado y como mero espectador, pierde más de siete procuradores y no tiene posibilidad de mayoría alternativa con el consiguiente aviso al navegante Sánchez que se volcó al final de la campaña sin conseguir dar la vuelta a las encuestas y hasta recurrió al recurso tramposo de utilizar medidas de Gobierno con fines electoralistas que tampoco le ha servido. Sánchez y el sanchismo son los otros grandes perdedores en las urnas. En una cosa tenía razón el candidato Tudanca, esperaban ganar y lo único que les ha crecido es la sonrisa que al final se les ha helado. Mientras que las candidaturas de Unidas Podemos y de la España vaciada, con la excepción de Soria Ya, descarrilan.