Opinión

El barril de petróleo bajo alta presión

Las tensiones geopolíticas pueden impulsar aún más los precios del crudo

El precio del crudo cotizaba el martes pasado a su nivel más alto en más de siete años: más de 88 dólares. Muchos analistas esperan que los precios superen los 90 dólares por barril o incluso los 100 dólares, algo que parecía imposible hace unos meses.

Varios factores contribuyen a esta nueva subida de los precios del petróleo, en particular las interrupciones de la producción en Libia, Nigeria, Angola y Ecuador. Son países productores con situaciones internas inestables, lo que hace temer una posible caída de abastecimiento. Más recientemente, Canadá ha tenido serias dificultades para producir debido al frío extremo.

Por otra parte, los mercados siguen centrados en el delicado equilibrio entre la oferta y la demanda, que parece tener un impacto bastante importante en las fluctuaciones de los precios a lo largo de la recuperación económica post-COVID. En cuanto a la variante ómicron, inicialmente percibida como una amenaza para las compras de crudo, está resultando menos grave para la demanda que sus predecesoras.

En otras palabras, la demanda de petróleo está aumentando porque la actividad económica e industrial se está recuperando. El confinamiento total de los primeros meses de la pandemia había generado una parálisis económica y una drástica reducción del consumo de petróleo: reducción de los desplazamientos en coche y en avión, paralización de las fábricas etc. La actual subida de los precios se inscribe en la recuperación económica que nuestros dirigentes intentan fomentar equiparando el COVID-19 a una simple gripe. Ahora bien, dicha "gripe" todavía puede atascar la máquina económica mundial.

Otra causa del alto precio del crudo son las tensiones geopolíticas, que constituyen una de las principales razones de la fuerte subida de los precios del crudo. De hecho, desde el Golfo hasta Ucrania, los riesgos geopolíticos aparecen al mismo tiempo en varias zonas del mundo.

Así pues, unos rebeldes yemeníes atacaron instalaciones civiles en los Emiratos Árabes Unidos el pasado lunes. Arabia Saudí tomó represalias con ataques aéreos sobre Saná, la capital yemení, en manos de los rebeldes respaldados por Irán, y Washington advirtió que lucharía contra éstos. El resultado de aquel acontecimiento fue un nuevo impulso al precio del petróleo.

Más cerca de nosotros y más preocupante para la estabilidad y la seguridad de Europa es la persistente e inminente amenaza de una invasión rusa de Ucrania. Con una nueva interrupción del suministro de gas ruso a Europa, los precios de la energía, y por tanto los del crudo, subirán. En cuanto a las represalias contra las sanciones de la Unión Europea, o incluso la acción militar de sus Estados miembros en el marco de la OTAN, Vladimir Putin cortará el grifo de NordStream, el famoso gasoducto tan querido por los alemanes y otros europeos. La consecuencia es que los precios del gas natural, que siguen siendo muy altos, contribuyen a la subida de los precios del petróleo. El resultado será un aumento de la demanda de gasóleo y fuel en sustitución del gas natural, siempre que sea posible.

La situación es tan compleja que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus socios (OPEP+) -entre los que se encuentra Rusia- anuncian, meses tras meses, aumentos marginales de sus objetivos de extracción, y se esfuerzan por cumplirlos; lo que no debería permitir satisfacer las necesidades. Sólo la OPEP y sus aliados pueden hacer bajar los precios a estas alturas bombeando más crudo. En cambio, es probable que los países de la OPEP+ mantengan su estrategia de reducir gradualmente la producción, ya que se benefician de los altos precios actuales. Arabia Saudí había declarado a principios de este año que el cumplimiento del acuerdo y de los topes era esencial. En otras palabras, los miembros productores con capacidad de reservas no pueden ni deben intervenir para compensar la falta de producción de los miembros que no pueden respetar sus límites de producción.

Se espera que las brechas de producción de la OPEP+ se amplíen, siendo Rusia el próximo factor de déficit importante. Dado que el crecimiento de la oferta de petróleo fuera de la OPEP+ y de los Estados Unidos es relativamente bajo, el petróleo de esquisto estadounidense será necesario para satisfacer el crecimiento del consumo previsto. Durante la pandemia, el desplome de los precios del crudo había llevado a las empresas de perforación de petróleo de esquisto a la insolvencia, ya que el coste de producción es mucho más elevado que el del petróleo perforado en Arabia Saudí.

En definitiva, las causas de la subida del precio del petróleo son múltiples en un contexto volátil e incierto a escala mundial. Nos queda seguir analizando las noticias internacionales y vigilar el contador del surtidor de gasolina.

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