En España hay un notable desajuste entre los trabajadores disponibles y los trabajadores que requiere la economía. El desempleo no solo tiene que ver con el exceso de la oferta sobre la demanda, sino con el citado desajuste. A un padre preocupado por sus hijos se le podría decir que sus hijos van a tener que desarrollar las habilidades que demande la economía en los próximos años. Porque, de lo contrario, podrían quedarse sin trabajo en un país donde hacen falta trabajadores. Se estima, por ejemplo, que hoy faltan unos 16.000 conductores de camión.
Aunque en estos momentos la situación de Reino Unido es la más dramática, la escasez de trabajadores se está extendiendo por todos los países europeos y en los Estados Unidos los problemas comenzaron ya durante la pasada primavera. Algunas grandes cadenas de comida rápida como McDonald's o Taco Bell y empresas de transporte como Amazon han tenido muchos problemas para reabrir sus locales por falta de personal.
En España, con una tasa de paro del 16% (en los últimos cincuenta años, fue en 2007 cuando más baja estuvo la tasa de paro (7%, no debería producirse escasez de mano de obra. Sin embargo, lo que están mostrando las estadísticas son tensiones crecientes en el mercado laboral. Según los datos de la encuesta trimestral de coste laboral del INE, las vacantes crecieron hasta 120.000 con el final del estado de alarma. Existen dos motivos que explican que la situación no sea tan preocupante como en otros países europeos. El primero es que la tasa de desempleo es mucho más alta que la de las principales economías desarrolladas (por ejemplo, es el triple que la de Reino Unido). El segundo es que el país ya está en fase de recuperación.
Si dividimos la vida de la población en tres etapas: 1) Formativa, 2) Laboral y 3) Jubilación y ponemos la mirada inmediatamente antes de la pandemia (2019), según la EPA, de toda la población ocupada sólo el 51% trabajaba en puestos que coinciden con su formación profesional. El 37% estaba sobrecualificada para el puesto que ocupaba y el 12% ocupaba puestos de mayor cualificación de la que tiene. Unas proporciones mucho más desequilibradas que las que se observan, de media, en la Unión Europea.
Como ocurre con otras variables demográficas, en el peso de la juventud hay en España diferencias territoriales muy significativas. Y parecidas diferencias se observan en la fecundidad de los últimos 50 – 60 años y en los flujos migratorios con otras partes de España y con el extranjero, así como la composición de la inmigración extranjera -por ejemplo, con mucho peso de la muy fecunda africana/islámica en Murcia o Cataluña-. Murcia y Andalucía son actualmente las CCAA más jóvenes, y Asturias, Galicia y Castilla y León, las menos jóvenes.
En toda España ha disminuido mucho desde 1976 el número de niños y jóvenes, pero hay CCAA y provincias donde esta reducción ha sido apreciablemente mayor que en otras, destacando con mucho el caso de Canarias, donde se ha producido el mayor desplome de la fecundidad en los últimos 45 años: de estar a la cabeza de España a tener (junto con Asturias) la menor respecto tanto al resto de España como a nivel europeo.