
El encarecimiento de la electricidad deja de ser un fenómeno aislado en Europa, hasta el punto de que se puede hablar de una crisis en el sector provocada por las subidas de precios.
Es el fruto de la confluencia de factores coyunturales (la reducción de las exportaciones de gas ruso) con otros estructurales, como la gran ambición de la transición ecológica en la UE, que impulsa la cotización de los derechos de emisión de CO2. Ante todo ello, de nada sirve el recorte a las retribuciones de las energías limpias decidido por el Gobierno, como ya explicó la CNMC, ni una reducción temporal del IVA que deja fuera a gran parte de la industria.
La energía va a seguir encareciéndose e impulsando la inflación, lo que supone una amenaza de primer orden para la recuperación.