Opinión

Ejecutivos que ejecutan

Los sueldos de los directivos están ahora en el centro de la polémica.

La fusión entre La Caixa y Bankia va a producir varios miles de despidos y, a la vez, una notable subida de lo que van a cobrar los dirigentes de la nueva caja, lo cual ha suscitado no pocas críticas, pues las diferencias entre los que ganan los ejecutivos y los asalariados en España son abismales.

En 2020 los ejecutivos de las empresas que cotizan en el IBEX ganaron de media anualmente 4,37 millones de euros, lo cual supone 86,3 veces más de lo que cobraron de media sus empleados. Y hubo en el IBEX 88 consejeros que cobraron más de un millón de euros en 2020.

El buen gobierno está muy lejos del comportamiento salarial de nuestros directivos

En este ranking destacan las nóminas de José Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, que percibió 12,2 millones; Manuel Manrique, máximo responsable de Sacyr, que entre sueldo y pensión ganó 8,22 millones, y Ana Botín, que ingresó por todos los conceptos un total de 8,09 millones.

En algunos casos, como el de Repsol, las propias empresas asumen el coste del alquiler de las viviendas de algunos de sus directivos. Antonio Brufau, presidente del grupo energético, es el consejero no ejecutivo mejor pagado de España, con 2,79 millones de euros, cantidad que incluye la casa.

Estos comportamientos salariales se contradicen estrepitosamente con los códigos existentes de buen gobierno, que aconsejan que esas remuneraciones no se concentren en el sueldo en efectivo, y sugieren que las compañías promuevan retribuciones flexibles donde el pago en acciones sea también importante, para comprometer la gestión del directivo con la evolución a largo plazo de la compañía. Y esa es otra, porque una parte importante de esos directivos apenas participa en la propiedad. Propiedad que en muchos casos está en manos de fondos de pensiones o de inversión que no quieren saber nada del proceso a lo largo plazo de esas empresas. Se juntan así dos intereses cortoplacistas, el de los ejecutivos y el de los fondos, con lo que eso significa para los proyectos a largo plazo que cualquier empresa debería tener. Se unen, pues, dos problemas: 1) la pésima distribución de los ingresos entre los asalariados y los directivos y 2) el riesgo de abandonar las estrategias a largo plazo.

A lo ya escrito es preciso añadir las pensionazas que les esperan a esos ejecutivos. Por ejemplo, a Ana Botín casi 50 millones. Los once más pensionados ingresarán por encima de los 10 millones. Y son los bancos que dicen pasar por malos momentos -y que nos cobran hasta por tener allí nuestros ahorros- los que suscriben mayores pensiones para sus directivos: el Santander es la entidad que más ingresos aporta a las jubilaciones de sus directivos (los consejeros actuales cobrarán 67,5 millones y los antiguos acumulan derechos por otros 51,72 millones). En segundo lugar, el BBVA, donde los consejeros actuales cobrarán 23,07 millones y los que ya no forman parte de la entidad dispondrán de 73,57 millones. El tercero es el Sabadell, donde sus consejeros disfrutarán para su retiro de 37,8 millones, mientras que Caixabank les va a pagar a los consejeros actuales en torno a 6,12 millones de media en pensiones.

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