Opinión

¿Funciona Europa?

Las vacunas evidencian las graves carencias de la gestión de Bruselas

Europa se mueve a paso lento. Andamos sobrecargados de burocracia doméstica en España, que es estatal y autonómica, además de provincial y comarcal, y de burocracia europea de la Unión Europea de los 27. Flojea lo de la vacunación que, por el momento, es un desastre, por más que nos digan desde Bruselas que el 14 de julio la Unión Europea estará inmunizada. Decía el pasado viernes el gran Mario Draghi que "es la hora de gastar y no pensar en la deuda". Sabe lo que dice y lo hace anunciando un paquete de medidas de ayudas por importe de 32.000 millones de euros para los italianos, de los que 11.000 millones son ayudas a fondo perdido para las empresas golpeadas por los cierres decretados.

Reino Unido, por su parte, ha destinado 63.000 millones de euros para pagar salarios de trabajadores de empresas que zozobran y compensar a trabajadores autónomos. Entre ayudas, fondos para sanidad e impuestos que el Fisco británico dejará de percibir, Reino Unido pone en solfa más de 400.000 millones de euros para salvar a su economía. Sus cuentas públicas, evidentemente, sufrirán un descosido monumental, pero la economía, al fin y al cabo, también es una cuestión de vida o muerte. Eso sí, casi 30 millones de británicos han recibido alguna dosis de vacunación.

Sin gasto público de enjundia ni en Europa ni en España para plantar cara a la aciaga crisis económica, las perspectivas son bajistas también para 2021 después de un 2020 malo de solemnidad. Psicológicamente estamos frágiles tras un año de pesadilla y no logramos ver esa luz en el túnel que nos indique la salida de este complicado impasse de nuestras vidas.

Así estamos por Europa, con parte de Italia de nuevo confinada, con la plaga castigando otros rincones del Viejo Continente, mientras en Estados Unidos las cosas pintan de manera muy distinta. Por lo pronto, el 1 de mayo toda la población adulta ya estará vacunada. El 20% de los estadounidenses ha recibido una dosis y más del 10% están completamente inmunizados. En Europa, solo el 6,9% ha recibido una dosis y únicamente el 3,1% está inmunizado. Desconocemos en qué año de este siglo los adultos de Europa estarán vacunados o si será cierto lo del 14 de julio.

Estados Unidos, cuyo producto interior bruto (PIB) en 2020 fue negativo en un -3,5%, cifrándose en 20,8 billones de dólares, ha realizado hasta hoy desembolsos públicos para atajar los impactos económicos de la pandemia que equivalen prácticamente al 33% de su PIB, una suma próxima a los 7 billones de dólares. En toda Europa solo se han movilizado 2 billones de euros. Gran parte del dinero público estadounidense se ha entregado en cheques a familias, para que gasten y animen el consumo, y a empresas, para que se mantengan a flote. Es preferible evitar destrucciones empresariales. Una empresa fenecida ya no resucitará. Una empresa que entre en cuidados intensivos tiene probabilidades de recuperarse y de sostener empleo.

Seguimos sin noticias tangibles sobre los aireados 750.000 millones de euros con los que Bruselas tiene que regar a los Estados miembros e impulsar el desarrollo de los crecimientos potenciales. La maquinaria europea es lenta, ceremoniosa, compleja. Los trámites constituyen un laberinto. Y cuando finalmente sea una realidad tal suma de dinero, que llegará tarde y mal, no nos hagamos muchas ilusiones. Lo que toque a cada Estado miembro tendrá que devolverse. Lo que sea ayuda implicará, durante una serie de años, aumentar las contribuciones a la Unión Europea, y la parte correspondiente a los préstamos, por más blandos que sean, deberá liquidarse de acuerdo con sus vencimientos. La Unión Europea se endeudará por esos 750.000 millones de euros para poder entregarlos a sus Estados miembros. Y un detalle interesante: alguna voz con poder e influencia en el concierto europeo exige que las sumas que se entreguen a cada Estado sean contabilizadas como deuda pública; cosa bastante lógica. Además, algunos países, gracias a sus saneadas finanzas públicas, no tendrán necesidad de recurrir al socorro comunitario.

La tasa de paro en Estados Unidos en febrero se situó en el 6,2%. Las expectativas estadounidenses son que su economía en 2021, al ritmo que va, crezca quizás más del 7% - la OCDE en sus previsiones del pasado 9 de marzo pronostica un 6,5% -, pudiendo acercarse al empuje que denota China, cuyo PIB crecería en 2021 el 7,8% después de aguantar el tipo en 2020 con un aumento del 2,3%, sumando su PIB 15,2 billones de dólares.

China es la fábrica del mundo. En su día, cuando nos creíamos unos linces, decidimos relocalizar – como eufemismo de deslocalizar – plantas industriales hacia territorios asiáticos, con el consiguiente abaratamiento de costes. Y lo barato, a menudo, suele resultar caro. En 2020, con la pandemia, nos percatamos del elevado coste que supone aquel desplazamiento industrial hacia China. No solo China constituye hoy la gran potencia industrial del mundo. Su economía se va orientando gradualmente hacia la faceta tecnológica y cobra protagonismo. Entre las diez primeras empresas por mayor capitalización bursátil al cierre de 2020, dos de ellas eran chinas: Alibaba y Tencent, recortando distancias con las cinco grandes tecnológicas (Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet y Facebook). De las cincuenta grandes compañías, seis son "made in China".

ASEAN-5, acrónimo con el que se alude a los cinco países más representativos de la pujanza de las naciones del sudeste asiático y que son Indonesia, Malasia, Tailandia, Vietnam y Filipinas, va recogiendo el testigo industrial de China. Sus economías han sufrido un ligero declive en 2020 a causa de las circunstancias y en 2021 recobran vigor con crecimientos estimados de su PIB del orden del 5%. ASEAN-5 se perfila como la otra gran factoría del mundo. Acá en España, se atisba un paisaje desindustrializado, cuando precisamente el sector manufacturero constituye columna vertebral resistente para toda economía solvente. En 2020, nuestra industria manufacturera apenas tuvo un peso en el PIB del 11,1%.

La Zona Euro, con suerte, este año crecerá al 3,9%, sin que se dé el rebote suficiente de su economía para absorber la caída del -6,8% de su PIB en 2020. Europa, en definitiva, se va quedando cada vez más rezagada respecto a Estados Unidos y China. Ya no es solo en el capítulo industrial, sino en el frente tecnológico donde actuamos como meros convidados de piedra. Y, a todo eso, la gestión de las vacunas revela, en esta Europa nuestra, evidentes incompetencias. Confiemos en el 14 de julio…

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky